Las víctimas del terrorismo y la escuela

Desde que se inició el debate en torno a la reformulación del plan vasco de educación para la paz y los derechos humanos, ha habido un tema que ha sido particularmente conflictivo, la presencia de las víctimas del terrorismo en la aulas para dar testimonio en primera persona de la victimación que han sufrido.
El propio plan, cuando habla de esta cuestión es particularmente cauteloso a la hora de proponer la presencia física de las víctimas del terrorismo y lo vincula a la conveniencia pedagógica que en cada momento se estime más oportuna.
En mi opinión, poder contar con el testimonio de las víctimas en primera persona puede ser favorable desde un punto de vista pedagógico, sobre todo a la hora de generar empatía hacia el sufrimiento de estas personas.
No obstante, soy contrario a la presencia física en el aula y me inclino más por materiales didácticos multimedia.
No porque crea que haya que ocultar a las víctimas, ni mucho menos, sino porque creo que su presencia puede ser contraproducente, sobre todo para ellas mismas.
En Euskadi hay muchas maneras de entender la misma realidad y muchas maneras también de entender quién es víctima de qué, yo no comparto la mayoría de ellas, pero es así, y no creo que lo más conveniente para una víctima del terrorismo sea tener que enfrentarse en un aula a las preguntas de un alumno o alumna que cree que la actividad de ETA está justificada.
Y tampoco creo que sea bueno empezar a dividir centros educativos entre aquellos que recogen los testimonios de la víctimas y los que no, que bastantes divisiones tenemos en Euskadi ya.