Las vidas de Grace (Short Term 12) y Coldwater, Estados Unidos 2013

La publicidad de unos grandes almacenes que proclamaba,  a los cuatro vientos, qué grande es ser joven, parece no aplicarse en territorio americano. Los retratos de su juventud muestran, salvo honrosas excepciones (como la excelente Boyhood), una generación perdida, alejada de sus padres, y en muchos casos, traumatizada.Las vidas de Grace, primera verdadera incursión de su director, Destin Cretton, en el terreno de la ficción, es una verdadera y gratificante sorpresa en la cartelera. Desde su primera escena, el intento de fuga de unos de los inquilinos de una casa de acogida para adolescentes con problemas, hasta su brillante final, la película evita la narración habitual de este tipo de historia.Aparte de disfrutar de una elegante dirección, el film debe mucho al encanto, presencia y buen hacer de su fascinante protagonista, Brie Larson. Joven actriz descubierta en The Spectacular Now (film que hizo despegar también la carrera de Shailene Woodley) y en Don Jon, en la que interpretaba la hermana, casi muda, de Joseph Gordon-Levitt. Y por si fuera poco, próximamente la veremos en The Gambler, junto a Mark Wahlberg o en la próxima locura de Judd Apatow.Coldwater, el debut de Vincent Grashaw tras la cámara, pero que ya había producido la intensa Bellflower, va más allá en la denuncia de las “colonias de educación” para jóvenes conflictivos. Totalmente legales y en los que los padres confinan a sus vástagos problemáticos hasta que se conviertan en angelitos, si no sufren un “accidente” durante su estancia, muy próxima de un internamiento ilegal.Un film que también nos trae una sorpresa de la mano de su protagonista. PJ Boudousqué, actor que parece el hermano de Ryan Gosling, irradia una  fuerte presencia en la pantalla y su manera reserva, estática, casi glacial, de interpretar su personaje, reserva excelentes momentos al espectador, en una película que juega con todos los códigos de los géneros de cine negro y carcelario.  Dos nuevos directores y dos jóvenes intérpretes en la renovación del cine indie americano que habrá que seguir de cerca. Conociendo de primera mano, en el caso del primero, por haber trabajado en uno de estos centros, o por personas próximas, en el caso del segundo, por haber conocido la historia de un amigo traumatizado por la experiencia, las películas disfrutan de ese toque perfecto de veracidad y del equilibrio necesario en la puesta en escena, ante la crueldad de estas situaciones. Será ser grande ser joven pero, guau… que complicado resulta.