Revista Opinión

Las vidas,como las almas

Publicado el 10 agosto 2015 por Elperdiu

Acabé en un Una historia que se sigue con cercanía, aunque al final promete más de lo que cuenta. El paso del tiempo, morirse tarde cuando los seres amados hace décadas que se fueron: "El peso de la melancolía que puede llegar a aplastarnos "El sinsentido de muerte: La ira con la que desatascar nuestra propia frustración: De fondo, el carácter irreversible del paso del tiempo. La de cosas que nos quedaron por de cir. Y por hacer: En fin, el carácter lejano de todo cuando uno alcanza la madurez. Esa reflexión con reflejos de pispás las Almas grises de nunca la conocí fea, ni vieja, ni arrugada, ni gastada. Durante todos estos años, y vivido con una mujer que nunca envejecido. Yo me encorvo, expectoro, me quiebro, me arrugo, pero ella sigue igual, sin estigmas ni deterioro. La muerte me ha dejado al menos eso, que nada puede arrebatarme, aunque el tiempo me haya robado su rostro, que me esfuerzo en recobrar tal como realmente era [...] Philippe Claudel. Un papelillo triste, sobre vidas fracasadas, muertes sin cuento y errores cometidos. Quizá porque no hay literatura sin un poso de amargura. Bien escrito. Y con algunas reflexiones de interés. Ese tipo de escritura a lo Albiac. Frases cortas. Puntos y seguidos: yo sabía, y sin duda el también, que se puede vivir en el pesar como en un país" Así que llego. A la puerta. abierta. Las buenas personas se van pronto. Todo el mundo las quiere, y la muerte también. Los canallas, en cambio, tienen la piel dura. Por lo general se mueren de viejos, y casi siempre en su cama. Como unos benditos
Cada día, sin ni siquiera darnos cuenta, matamos a mucha gente, de pensamiento y de palabra. Bien mirado, al lado de todos esos crímenes abstractos, los asesinatos reales son escasos. El equilibrio entre nuestros deseos culpables y la realidad absoluta sólo se da en las guerras...
no volví a tener oportunidad de hablar con Barbe, aunque no por falta de ganas, unas ganas que me concomían a menudo, como cierto tipo de sarna, que pica y al mismo tiempo gusta. Pero me decía que había tiempo. Ésa es la gran estúpida del ser humano, decirse siempre que hay tiempo, que podrá hacer esto lo otro mañana, dentro de tres días, el año que viene, dos horas más tarde... Y luego todo se muere, y nos vemos siguiendo ataúdes, lo que no facilita la conversación
Azorín: Pero ahora lo que me sobra es tiempo. Para el caso, es como si estuviera fuera del mundo. Todo lo que se agita y fuera me parece enormemente lejano. Vivo en la estela de una historia que ya no es mi historia. Poco a poco, me desentiendo.
Una novela.


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