Pásale la factura al Papa.
Buses con publicidad papista y atea, circulando en Barcelona.
El Papa Benedicto XVI hace hoy una visita a Santiago de Compostela y, mañana y el domingo, otra a Barcelona, dejando para mediados del año que viene la de Madrid, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. En todos los casos, su asistencia se realiza por su doble condición, como Jefe de Estado de un ficticio país llamado Vaticano, y como jefe de una iglesia, la católica. Gracias a este incoherente estatus de jefe de un Estado y jefe de una iglesia, se permite realizar sus viajes pastorales a costa del Estado al que visita. Y me pregunto una vez más por qué todos los españoles, creyentes, ateos o agnósticos, debemos costear las visitas y viajes pastorales del Papa, la difusión de su doctrina o el fortalecimiento de su organización que rechaza la igualdad y mantiene un papel secundario para la mujer. Por qué sostener una iglesia que es homófona, va contra el matrimonio entre homosexuales y contra el derecho al aborto, ataca el uso del preservativo, aunque mueran miles de personas por SIDA, mantiene y protege a pedófilos en su seno y que cierra acuerdos y concordatos que privilegian su posición jurídica. Una iglesia que, con la ayuda del Estado, difunde sus doctrinas, mantiene a miles de catequistas enseñando su religión en las escuelas públicas y recibe anualmente miles de millones de euros.
De ahí que me parezca acertadísimo el documento, fechado el pasado 25 de octubre (laicismo-org. Fuente: observatorio de la Laicidad), por el que se pretende hacer llegar al Papa la factura de sus viajes a España. La acción se enmarca dentro de la Campaña contra la visita del Papa a costa del contribuyente y como Jefe de Estado ficticio. En realidad, se trata de un viaje pastoral para difundir sus creencias y apoyar a sus fieles, camuflado de una visita de Jefe de Estado que hacer recaer sobre el erario público la mayor parte del coste. Una visita que debían costear sus creyentes o su organización. No el Gobierno y las Administraciones. Por ello el Observatorio de la Laicidad y Europa Laica presentarán esta reclamación al Gobierno y al Congreso, “Si quiere venir –dice el documento mencionado– que lo paguen sus creyentes. Nuestro dinero debe servir para atender las necesidades sociales, educativas, sanitarias... NO para costear viajes de jefes religiosos, en este caso, camuflado de Jefe de Estado ficticio”. E invita a los españoles a que le hagan llegar al Papa la factura pagada por todos.
Redes Cristianas y Asociación de Teólogos Juan XXIII acusan al Gobierno de comprometer el carácter aconfesional del Estado. “El Papa –aseguran– ejerce la función de autoridad religiosa de manera antidemocrática, y la de Jefe del Estado nos parece un contrasentido. Está en abierta oposición al Evangelio y es un contrasigno que, lejos de acercar, aleja de la fe en Jesús de Nazaret”. Juan José Tamayo, secretario general de dicha Asociación, cree que el Vaticano, como Estado, y el autoritarismo papal, son “dos de los factores que más han contribuido al fracaso del cristianismo en su historia y que más escándalo generan entre los no creyentes, pero también entre no pocos cristianos evangélicos”.
La factura del viaje del Papa incluye:
Su viaje a Santiago… 3 millones de euros.
Su viaje a Barcelona… 1,8 millones.
Su viaje a Madrid… 25 millones de euros (sin incluir las aportaciones en especie del Ayuntamiento de la Comunidad de Madrid, estimados en otros 20-25 millones de euros).
Esta factura se emite con carácter informativo y para que se adopten las medidas necesarias al objeto de no gravar la precaria economía de la ciudadanía, haciéndose cargo de los gastos que el Papa origina al visitar España.