Siento tener que poner alguna pega a alguien que escribe tan bien, pero Las voces bajas me ha costado mucho.Desde que lo descubriera en El lápiz del carpintero, Manuel Rivas aprueba siempre con nota con su estilo cuidado, poético, acertado… lo dicho, por escribir tan bien…En esta ocasión recurre al mundo vivido en su infancia, a su Galicia natal, a su familia, a sus experiencias… y construye una narración melancólica, nostálgica del tiempo, del lugar y las personas. Un escrito intimista, plagado de recuerdos, como un pequeño poemario autobiográfico.Con Las voces bajas, Manuel Rivas regala un montón de vivencias de su niñez con un formato bucólico a la vez que musical. Escribe desde el cariño, desde la añoranza del pasado y para ello utiliza esa escritura tan gallega, donde el paisaje es un personaje más.Mientras lo lees, asientes constantemente “que bonito, que bien escribe Rivas ¿verdad?”, pero la historia, que consiste en secuencias de un niño descubriendo el mundo, no se expone con la atracción que debiera. Resulta muy lento de leer.Además de lo anterior, la narración me ha resultado desordenada. Pasa constantemente de un personaje a otro, de un escenario a otro. Pasas por un montón de visiones de niño, cuyo único nexo es la omnipresente figura de su hermana María. Muy bien escrito, un tono apropiado y bonito para la intención, incluso un final que gusta…Bonito si, muy bonito, pero se hace más lento de lo esperado y no atrae lo suficiente como para dejarte satisfecho.