“Querida Noruega, arresta a Henry Kissinger, el hombre que planeó el golpe de Estado en el que mi abuelo fue asesinado”
Nieto de Allende pide arresto de Kissinger en Oslo por golpe militar en Chile.
Una familia que marcó la Historia reciente de Chile. Los Allende – Bussi y sus descendientes.
Pablo es hijo de Carmen Paz Allende, hija mayor del presidente Salvador Allende y de Héctor Sepúlveda; sobrino de Isabel Allende Bussi, presidenta del PSCH y ex presidenta del Senado. Pablo es primo hermano de Maya Fernández Allende, hija de Beatriz, la Tati, todos ellos figuras políticas.Su prima Marcia Tambutti, hija de Isabel filmó la historia de la familia en su documental Mi abuelo Allende .
Es médico y vive en Venezuela .
(Noticia publicada en medios nacionales e internacionales)
por EFE 11 diciembre 2016
“A un gobierno que afirma defender la paz y los derechos humanos, como hace el noruego, ¿es mucho pedirle que un criminal de guerra con responsabilidad directa en genocidio, tortura y golpes de Estado sea declarado persona non grata o sea detenido y llevado ante la justicia según la ley internacional?”, consta en la carta.
Un nieto del expresidente Salvador Allende reclamó hoy a las autoridades noruegas que arresten al exsecretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger, presente en Oslo estos días, por su apoyo al golpe militar de 1973 en Chile.
Kissinger viajó a Noruega por invitación del Instituto Nobel y la Universidad de Oslo, asistió ayer a la entrega del premio de la Paz al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos -con quien mantuvo una reunión privada-, y hoy pronunciará una conferencia con Zbigniew Brzezinski, antiguo consejero del expresidente Jimmy Carter.
El acto, que tiene el apoyo del Instituto Nobel, se celebrará en un aula de la universidad, y el hecho de que “ninguna de las víctimas de sus crímenes de guerra y políticas criminales” puedan intervenir, ni vayan a ser nombradas, es lo que ha convencido a Pablo Sepúlveda Allende de mandar una carta a esas instituciones.
En , carta que hoy reproduce el conservador Aftenposten.no-el principal diario de ese país nórdico-, Sepúlveda Allende se muestra “conmocionado” por el “homenaje” a Kissinger, que considera una “ofensa”. (leer carta completa)
“A un gobierno que afirma defender la paz y los derechos humanos, como hace el noruego, ¿es mucho pedirle que un criminal de guerra con responsabilidad directa en genocidio, tortura y golpes de Estado sea declarado persona non grata o sea detenido y llevado ante la justicia según la ley internacional?”, consta en la carta.
Sepúlveda Allende pregunta también al Instituto Nobel si nadie en esta institución tiene “el valor y la moral suficientes” para retirarle a Kissinger el Nobel que se le otorgó en 1973 por el acuerdo de paz en Vietnam y reparar una “injusticia histórica” en vez de homenajearlo con un acto que es “una vergüenza histórica”.
El nieto del expresidente chileno resalta que está “bien documentada” la participación de Kissinger en el golpe de Pinochet y otros golpes y “campañas de terror político” en Sudamérica y en otras partes del mundo.
“Noruega les abrió las puertas a miles de chilenos que huían de un régimen de terror, por eso es incomprensible que Kissinger sea recibido y homenajeado en Noruega con motivo de la entrega del Nobel de la Paz”, escribe Sepúlveda Allende.
Para mayor información
Publicado el 14/09/2013 Amy Goodman Chile , Henry Kissinger , Pinochet
El único motivo por el que se debería buscar a Henry Kissinger es para llevarlo ante la justicia, al igual que Pinochet.
El asesinato de Augusto Carmona: una deuda que empieza a pagarse
Instituto de la Comunicación e Imagen
El periodista titulado de la U. de Chile fue ultimado por agentes de la CNI
El asesinato de Augusto Carmona: una deuda que empieza a pagarse
Periodista Augusto Carmona Acevedo, en el mismo día del Golpe Militar de 1973
La víctima, en tiempos que se desempeñaba en el canal de TV de la U. de Chile
Ministro de fuero sometió a proceso a los integrantes de la brigada de la CNI que participaron del alevoso asesinato del periodista, ocurrido hace 35 años en la comuna de San Miguel, entre los que destaca el exjefe de ese organismo, Odlanier Mena, y el ex mayor Miguel Krassnoff, quien hoy cumple una serie de cadenas perpetuas por otros crímenes de lesa humanidad.
Treinta y cinco años debieron transcurrir para que la Justicia decidiera ponerse en marcha respecto al asesinato en dictadura del periodista Augusto Carmona Acevedo, padre de la profesora del ICEI Alejandra Carmona Cannobio, luego que el ministro de fuero Leopoldo Llanos dictara un auto de procesamiento en contra del exjefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI) de la época, además de cuatro oficiales y dos suboficiales de Ejército que integraban la Brigada Azul de ese organismo represor. A ellos se suma el procesamiento de una empleada civil de la Armada, también vinculada a los casos “Operación Colombo” y “Calle Conferencia”.
Por eso es que el Colegio de Periodistas, en voz de su director Marcelo Castillo, realizó una conferencia de prensa para destacar este hito en la lucha de familiares, amigos y colegas en aras de lograr justicia para el crimen del periodista, cometido el 7 de diciembre de 1977. El mismo ministro Llanos calificó el hecho como “un ataque sistemático o generalizado en contra de bienes jurídicos como la vida a una parte de la población civil, con determinada opción ideológica, con la participación del poder político y la intervención de agentes del Estado”. En suma, un delito de lesa humanidad.
Por el asesinato de Augusto Carmona, asesinado a la edad de 38 años, fueron procesados el exjefe de la Central Nacional de Informaciones, Odlanier Mena Salinas; los ex brigadieres de Ejército Miguel Krassnoff y Manuel Provis Carrasco; el ex mayor Enrique Sandoval Arancibia y el ex coronel Luis Torres Méndez. También están encausados como autores los ex suboficiales de Ejército José Fuentes Torres y Basclay Zapata, además de una empleada civil de la Armada identificada como Teresa Osorio Navarro.
Todos ellos jugaron un rol clave en el asesinato del profesional, quien fue acribillado por la espalda en la puerta de su casa en medio de un operativo que incluyó, según los testigos, a más de una veintena de vehículos. La CNI entonces declaró que Augusto Carmona -cuyo hogar pudo ser ubicado gracias a los antecedentes extraídos bajo tortura a ex militantes del MIR en Villa Grimaldi- había resistido a tiros la detención de los agentes. Sin embargo, los vecinos de Carmona (domiciliado en Barcelona 2425, San Miguel) y los demás testigos presenciales del hecho negaron la versión del enfrentamiento, al igual que la Comisión de Verdad y Reconciliación presidida por el abogado Raúl Rettig.
“Valoramos que la investigación califique el crimen como de lesa humanidad e incluya al máximo responsable de la CNI, Odlanier Mena como autor del delito, junto a los miembros de la Brigada Azul, encargada de la represión al MIR”, manifestó la abogada Alejandra Arriaza.
Augusto Carmona era dirigente del MIR y se desempeñó, entre otros medios de comunicación, en el canal de televisión de la Universidad de Chile (señal que hoy lleva el nombre de Chilevisión), del que fue además dirigente sindical, y en el periódico Punto Final, publicación en la que cubrió la muerte del guerrillero argentino Ernesto ”Che” Guevara.
Miércoles 15 de mayo de 2013
" data-orig-size="" data-image-title="El asesinato de Augusto Carmona: una deuda que empieza a pagarse" data-orig-file="" data-image-meta="[]" width="300" data-medium-file="" data-permalink="https://imagenesparamemoriar.com/?p=13338" alt="Henry Kissinger and Augusto Pinochet" height="192" class="alignleft size-full wp-image-13338" data-large-file="" />Mientras la intervención militar del Presidente Barack Obama en Siria parece haberse postergado por el momento, llama la atención que el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, se haya reunido el 11 de septiembre con uno de sus predecesores, Henry Kissinger, supuestamente para hablar de la estrategia de las próximas negociaciones sobre Siria con funcionarios rusos. La reunión entre Kerry y Kissinger y la oposición pública al ataque a Siria, que ambos apoyan, deberían mirarse a través del espejo de lo sucedido el 11 de septiembre, pero de 1973.
Aquel día, hace 40 años, el presidente democráticamente electo de Chile, Salvador Allende, fue derrocado violentamente mediante un golpe de Estado que contó con el apoyo de Estados Unidos. El General Augusto Pinochet asumió el control del país y dio inicio a diecisiete años de un régimen militar de terror, en el que más de 3.000 chilenos fueron asesinados y desaparecidos, alrededor del mismo número de personas que murieron el 11 de septiembre de 2001. Allende, que era socialista, contaba con mucho apoyo popular en su país, pero sus políticas eran el anatema de las élites de Chile y Estados Unidos, por lo que el entonces Presidente estadounidense, Richard Nixon, y su Secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger, apoyaron el intento de derrocarlo.
El papel que desempeñó Kissinger en la planificación del golpe de Estado en Chile en 1973 queda más claro a medida que pasan los años y surgen nuevos documentos, que el propio Kissinger intentó mantener en secreto. Peter Kornbluh, de la organización sin fines de lucro National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), ha revelado las pruebas durante años, y recientemente actualizó su libro “Pinochet: los archivos secretos”.
Kornbluh* me dijo que Kissinger “fue el principal responsable de idear la política para derrocar a Allende e incluso de apoyar a Pinochet y las violaciones de los derechos humanos que ocurrieron durante su régimen”. Afirmó que Kissinger “presionó a Nixon para que asumiera una política agresiva, pero encubierta, para lograr derrocar a Allende, desestabilizar su capacidad de gobernar y generar lo que Kissinger denominó ‘un clima golpista’”.
El régimen de Pinochet fue violento, represivo y un aliado cercano de Estados Unidos. Pinochet formó alianzas con otros regímenes militares de América del Sur, que crearon el “Plan Cóndor”, una campaña de terrorismo de Estado y asesinatos coordinados en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El Plan Cóndor incluso llegó a las calles de Washington D.C. cuando, el 21 de septiembre de 1976, el ex embajador chileno en Estados Unidos durante el gobierno de Allende, Orlando Letelier, fue asesinado junto a su asistente, un ciudadano estadounidense llamado Ronni Moffitt, en un atentado con coche bomba perpetrado por la policía secreta de Pinochet en la zona de las embajadas, a apenas unas cuadras de la Casa Blanca.
Finalmente, tras la creciente condena mundial y la resistencia no violenta dentro del país, el régimen de Pinochet se vio obligado a realizar un plebiscito en el que se decidiría si Pinochet debía continuar como dictador en Chile. La población rechazó al gobierno de Pinochet con un “NO” rotundo, y dio paso a la actual era democrática en Chile.
Al menos dos ciudadanos estadounidenses fueron asesinados durante el golpe de 1973. Charles Horman y Frank Teruggi viajaron a Chile para ser testigos de la experiencia democrática que se estaba desarrollando en el país. Trabajaban como escritores y periodistas. Su secuestro y asesinato por parte de las fuerzas de Pinochet, con la posible colaboración del Gobierno estadounidense, fueron representados en la película “Desaparecido” del director Costa Gavras, con Jack Lemmon y Sissy Spacek como protagonistas. En Chile, la película “Desaparecido” fue prohibida por el régimen de Pinochet. Con motivo del 40 aniversario del golpe de Estado, la viuda de Charles Horman, Joyce Horman, realizó una ceremonia conmemorativa en la ciudad de Nueva York. El evento fue organizado por la fundación Charles Horman Truth Foundation y atrajo a cientos de personas, muchas de las cuales formaron parte del Gobierno de Allende, perdieron familiares durante la dictadura, o se vieron obligadas a exiliarse de Chile durante aquellos terribles años.
Entre los asistentes estaba Juan Garcés, un ciudadano español que fue asesor personal del Presidente Allende. Garcés estaba con Allende en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973. Poco antes de que el palacio fuera bombardeado por la fuerza aérea, Allende acompañó a Garcés a la puerta y le dijo que saliera y le contara al mundo lo que había sucedido aquel día.
Allende murió durante el golpe, y Garcés apenas logró escapar de Chile con vida. Años después presentó una denuncia penal contra Pinochet, y finalmente logró que se lo arrestara en Gran Bretaña en 1998, donde Pinochet permaneció detenido durante 504 días. Si bien finalmente Pinochet pudo regresar a Chile, más tarde fue procesado allí y tuvo que afrontar un juicio y la prisión. Murió en 2006 bajo arresto domiciliario a los 91 años de edad.
Hoy en día, Juan Garcés considera que hay alarmantes similitudes entre la represión en Chile y las actuales políticas estadounidenses: “Realizan entregas extraordinarias, ejecuciones extrajudiciales. Tienen centros de detención secretos. El recurso de habeas corpus es ineficaz. Me preocupa mucho que los mismos métodos que se utilizaron en Chile durante la dictadura, con el conocimiento y el apoyo del Gobierno de Nixon y Kissinger, ahora se estén utilizando en muchos países, con otra excusa, con el apoyo de Estados Unidos. Considero que es algo muy peligroso para todos”.
En lugar de reunirse con Kissinger para buscar asesoramiento, John Kerry debería apoyar la paz y consultar a personas como Garcés, que han dedicado su vida a luchar por esa causa. El único motivo por el que se debería buscar a Henry Kissinger es para llevarlo ante la justicia, al igual que Pinochet.
*Peter Kornbluh
Peter Kornbluh dirige el Proyecto de Documentación de Cuba y Chile del Archivo de Seguridad Nacional. Él es el autor de la Bahía de Cochinos desclasificados: El informe secreto de la CIA en la invasión de Cuba y The Pinochet File: Un Dossier desclasificados en Atrocidad y rendición de cuentas y un co-autor (con Laurence Chang) de la Crisis de los Misiles de 1962: Un Nacional Archivo de seguridad Documentos lector y (con Malcolm Byrne) de El escándalo Irán-Contras: La Historia desclasificados , todos publicados por The New Press. Vive en Washington, DC