Lo único positivo tras la 2ª derrota consecutiva del aspirante frente al actual campeón mundial en Dubái, es que Magnus Carlsen tiene todas las papeletas de continuar siendo el número uno del ajedrez, pese a consentir jugar en un país dictatorial cuestionado en el terreno de los derechos humanos. Lo otro, ya lo saben todos ustedes, estimados lectores, de memoria (de tanto que lo he pregonado en estas páginas) y en fin, añadir que, mercantilismo aparte, la vida sigue y también este "respetable" serial, auténtico espejo de lo que se debe llamar "juego clásico", pues hasta he visto a Garry Kaspárov pregonar en estos días atrás las virtudes del "juego clásico" en este "mundialito del azar", cosa que yo no me creo nada que se pueda llamar así a este nivel de juego a finish que allí se utiliza, si todos fuéramos ciudadanos objetivos, amantes del buen ajedrez, al menos, en las luchas por los campeonatos del mundo.
La partida que hoy nos ocupa, del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, fue la Nimzowitsch-Alekhine, (6), 1-0 en 57 movimientos y que sólo fue analizada por Alekhine, Tartakower y Khalifman.
Una vez repasada con el mejor módulo informático del momento, podemos decir que Alekhine pudo haber obtenido ventaja en la apertura (netamente hipermoderna), pero no lo hizo y Nimzowitsch no sólo igualó sino que quedó mucho mejor. Llevó siempre la voz cantante y Alekhine intentó complicar entregando un caballo y casi logró el objetivo de no perderla, pero tras errores mutuos comprensibles por la complejidad del momento, se llegó a un preciso final donde el ajedrecista danés de origen letón se hizo con la resonante victoria. Alekhine venía de perder con Capablanca en la ronda anterior y en esta, no cabe duda, de que entró algo revolucionado.
Capablanca, en el periódico The New York Times, dijo sobre ella lo siguiente:
"Esta partida se ubicó en el centro del escenario. Nimzowitsch marcó su conocido sistema. Alekhine, sin embargo, no quiso nada de eso, con el resultado de que el juego pronto adquirió un aspecto muy original. A nosotros nos pareció que Alekhine obtuvo la mejor posición en el medio juego, pero poco después se equivocó en algún momento y pronto emprendió una combinación que implicó el sacrificio de una pieza, que en nuestra opinión no fue correcto. Sin embargo Nimzowitsch no jugó lo mejor y Alekhine tuvo la oportunidad de empatar. Esto último salió mal una vez más y muy pronto tuvo lugar un intercambio general que dejó a Nimzowitsch con una posición ganadora en el aplazamiento. Cuando se reanudó la partida, ganó Nimzowitsch".
Veamos ahora el cálculo efectuado por "Stockfish 14.1" al nivel "auténtico" de ajedrez clásico (desde luego, ¡sin finish! y más cuando existen soluciones factibles para eliminarlo):
Toda la obra hipermoderna de Nimzowitschrecopilada en un único tomo.Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" en el siguiente enlace:Nimzowitsch-Alekhine, Nueva York (6), 1927
Descárguela en formato "cbv" de Chessbase:Formato cbv
O bien en formato universal "pgn":Formato pgn
La clasificación general tras la 6ª rueda, con Capablanca y Nimzowitsch siendo en aquellos momentos los divos del torneo, quedaba como sigue:Queridos amigos, los que nos venden que lo que está pasando en Dubái con el "mundialito del azar" (decidido tras una sexta partida completamente llena de aleatoriedad - ¡un juego de dados! -) se puede considerar como un gran acontecimiento universal, majestuoso, de ajedrez clásico, que configura un gran deporte de alta competición; me hacen recordar a quienes defienden la sanidad (¿hay algo mejor que la salud?) en los países subdesarrollados.¡Que Dios nos coja confesados a todos!:
Angel Jiménez [email protected]