Revista Cine
Director: John McTiernan
Ay, fines de semana, para qué los quiero... En un domingo perezoso, veamos una película de acción hollywoodense. "Last Action Hero" me la encontré la otra vez por la tele, pero estaba en una relación de aspecto de 1.33, y como me entraron ganas de volver a verla, me dije que mejor lo hacía en su formato original, que es de 2.35. ¿Dije que esta película ya la había visto? Pues sí, supongo que en mi adolescencia, más o menos a la edad que tiene el protagonista, y la verdad es que me alucinó todo este rollo del chico que se mete en una película de acción. Definitivamente quería volver a verla.
La verdad es que no hay manera de no disfrutar de esta película, tan deliberada y orgullosamente autoconsciente que, vuelvo a lo mismo, criticarla por tal o cual "falla" resulta fanal e incluso pedante. Lo único válido es si aceptas, o no, su propuesta autoparódica. Yo la acepto y me encanta, no estrictamente por esa cualidad (aunque, en efecto, el sentido del humor es para chuparse los dedos) sino que por el toque mágico con el que se justifica lo metacinematográfico. Y es que tenemos a un chico solitario que está enamorado de las películas, particularmente de una saga de acción protagonizada por Arnold Schwarzenegger, que interpreta a uno de estos policías duros, llamado Jack Slater, siempre envuelto en descabelladas aventuras gótico-policiales. El proyeccionista del cine en el que el chico se pasa casi todos los días disfrutando del séptimo arte dice que un día a medianoche va a revisar las copias de la nueva película de Jack Slater, y que podría dejarlo entrar a verla antes que nadie; llega el día y, a modo de juego, así como para rememorar los viejos días de gloria de ese inmenso cine ahora prácticamente convertido en un basurero (como si fuera un museo en ruinas, el último suspiro de una era antigua), le da un boleto, pero no cualquier boleto: un boleto mágico, proveniente de las mismas manos de Houdini, que el proyeccionista le regala al apasionado chico este. El boleto, en efecto, es mágico, y por arte de magia el chico, mientras ve la nueva entrega de Jack Slater, se ve transportado a ese universo de códigos cinematográficos en donde nadie sabe que forma parte de una película. Y como el chico se sabe todo sobre Jack Slater al revés y al derecho, se transforma en un improbablemente útil aliado del implacable policía en su nuevo enfrentamiento con desalmados e inescrupulosos villanos. En otras palabras, este pre-adolescente ¡protagoniza su propia película de acción, su propio buddy film! El sueño del pibe, che...La trama en sí puede ser un delirio, pero insisto, la película se basa en dos pilares fundamentales que en este caso resisten cualquier examen de verosimilitud. El primero ya lo dije: la magia del cine, de las historias, de vivir en carne propia (sea literal o sea en sentido figurado) y sentir a flor de piel las emociones emanadas del fotograma. Lo segundo es el toque autoparódico, satírico, que conlleva este buddy film de acción; a mí particularmente me ha gustado cuando el chico le dice a Jack Slater, tratando de convencerlo de que todo ese universo es en realidad una película, que cómo es posible que todas las mujeres que ven sean increíblemente atractivas: ¿en dónde demonios están las mujeres sencillas, de tallas más grandes o abultadas, que cómo es posible que una mujer con pinta de modelo sea cajera de videoclub? Jack Slater responde con un socarrón "oye, ¡estamos en California!", pero no deja de ser un buen palo a todo aquel rollo de los imposibles cánones de belleza instalados por estos creadores de imaginarios, o de, básicamente, cómo en Hollywood sólo parecen contratar determinado tipo de belleza. Lo tercero, lisa y llanamente, es que "Last Action Hero" es una fluida y divertida película de acción con un genial villano interpretado por Charles Dance (el patriarca del clan Lannyster en "Game of Thrones"), con ese ojo de vidrio multi-diseños, sin mencionar al mafioso siciliano interpretado por Anthony Quinn, y esos tiroteos exagerados y las explosiones imposibles (en una parte, el cuerpo de un malo cae en un camión de helados y ¡el camión de helados explota por los aires! ¿Qué?, ¿acaso el secuaz estaba hecho de dinamita?, ¿se cree Calamardo?), y la música de AC/DC... Oh, y claro, también están las imperdibles referencias a las películas más taquilleras de los ochenta y principios de los noventa (hasta de "La dimensión desconocida" escuchamos su icónica música). Y ojo, que yo no miraría a huevo la crisis existencial que tiene Jack Slater cuando se entera que es un personaje de ficción (y que todos sus sufrimientos y pesares son, en cierta forma, puro entretenimiento o drama pasajero) o la mención a "El séptimo sello"; tampoco me pondría a hilar fino y elevar este divertimento a un sesudo e intelectual tratado existencialista, pero oigan, por algo está ¿no?
En resumen, "Last Action Hero" es una película de acción que homenajea al cine de acción (al cine a secas, para qué estamos con cosas) riéndose de sus rasgos más reconocibles (y a veces ridículos, por qué no) y que también se burla de Hollywood y del star-system de entonces. Más aún: una película sobre la magia del cine y el amor por el cine. Entretenimiento puro y duro, por lo demás, escrito con la agilidad y la tenue malicia habitual de Shane Black y dirigido con el delicioso oficio de un John McTiernan que, a lo mejor, se sintió como niño en una juguetería.Me ha encantado tanto como aquella lejana vez.
Disfrútenla, maldita sea.