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Me tienen un poco cansado con el asunto de la tesis de Pedro Sánchez. Resulta que ahora 50 periodistas, o más, se ponen a hacer cola en la biblioteca de la Camilo José Cela para leer una tesis doctoral y averiguar, a ojo desnudo, si la tesis es buena o mala, es copiada o si las citas están en formato APA o no. ¡Venga ya! ¿Qué capacidad científica tiene un redactor de un medio de comunicación para dirimir la calidad de una tesis doctoral solo hojeándola sobre la mesa de una biblioteca?
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Todo el asunto de la Universidad Rey Juan Carlos, lo másteres regalados, y ahora la dichosa tesis, supera el sentido común por donde quiera que uno lo mire. En las redes se habla de cortinas de humo, de publicaciones que ocultan hechos más peligrosos etc.
A mi lo que me parece es que esta sociedad española, lejos de estar madura socialmente, está en plena pubertad, porque todas estas trifulcas no parecen más que riñas de patio de colegio y del tú más.
Ver al señor popular pidiendo explicaciones al señor presidente por su tesis cuando aún no se ha averiguado cuánto le costó su máster, y al señor ciudadano borrando con goma de bolígrafo de su currículum cargos que no tenía, pero que se había arrogado; y ver a los directores de OK Diario, ABC, El Mundo y La Razón echando gasolina al incendio de las mentiras y argucias me generan una lástima pesada y patética.
Me gustaría conocer a los compañeros de pupitre de toda esa gente, para preguntarles cómo eran cuando eran niños (el otro día) y si aguantaban muchos cogotazos por pesados. En mi colegio se habrían llevado más de uno.
Ay España.