Revista Cultura y Ocio

Latidos de Jazz – Memphis Minnie

Por Terrakeo @zonadejazz

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Ma Rainey y Bessie Smith .

Allá por los años veinte del siglo pasado al blues se le englobó en dos categorías:  rural y urbano. En este último apartado fueron las féminas las que coparon los primeros puestos del pelotón de músicos dedicados al blues: Mamie Smith (1883), Ma Rainey (1886), Bessie Smith (1894) …

Aunque en periódicos como el Independet (1904) se podían leer comentarios como este: “Las mujeres negras sintetizan la idea popular de perversión absoluta, más que los hombres… No puedo siquiera imaginar una mujer negra virtuosa” (1), nuestras blueswomen vestían como auténticas señoras y los músicos que les acompañaban iban también de punta en blanco”.

Esto no quiere decir que, con todo el desparpajo del mundo, Ma Rainey dijera en la canción ‘Hear me talkin’ to you’ : “Te estoy diciendo lo que hace falta para que entres en mis caderas”.




O que, Bessie Smith, comentara sin temblarle ni un ápice la voz en ‘Young woman’s blues’ : “No soy una gran señora, sólo una piel canela, no pienso casarme ni sentar la cabeza. Beberé un buen whisky y se me quitarán las penas.”



 

En el caso del blues rural fueron los machos los que dominaron el cotarro: Charlie Patton (1891), Blind Lemon Jefferson (1893), Big Bill Broonzy (1898)…, pobres como ratas, la mayoría de ellos, y con el lodo del Delta adherido a sus zapatos o a sus pies descalzos mientras el aire húmedo tropezaba con furia en sus cuerpos.

Lo mejor que se dijo de estos tipos, que junto a su guitarra recorrieron solitarios caminos que terminaban en puebluchos perdidos entre las fangosas aguas del río Mississippi, fue que eran unos vagabundos que no tenían dónde caerse muertos, incluso si los mataban.

Tenían fama de mujeriegos, aunque sus chicas siempre los abandonaban. Bebían en exceso y la mala suerte siempre se cruzaba en sus caminos, propiciando que se encontraran en el sitio equivocado en el momento equivocado. Estar “a la sombra” una temporada imprimía carácter, aunque los que les conocieron comentaban que un atisbo de religiosidad siempre quedaba reflejada en sus ausentes miradas.

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Charlie Patton / Prision Blues (2).


Con esta especie de leyenda grapada a las espaldas de los bluesmen, a nadie se le pasaba por la cabeza que una mujer quisiera coger una guitarra y ponerse a cantar tristes canciones de amor y de mala suerte, de pueblo en pueblo. ¿Quién iba a hacerle caso? ¿Quién iba tomarla en serio?

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Memphis Minnie en 1930 .


El 3 de junio del año 1897 nació, Lizzie Douglas, en Algiers un distrito de la ciudad de Nueva Orleans, y fue la mayor de trece hermanos. En el mundo del blues es conocida como, Memphis Minnie.

Memphis Minnie está considerada como una de las mejores cantantes y guitarristas de blues de toda su historia, no tan conocida ni popular como las que se prodigaron en los escenarios de las grandes ciudades y, desde luego, la única que supo estar a la altura dentro del blues rural.

Con 7 años de edad aprendió a tocar la guitarra y con 10 el banjo. Las esquinas de la calle Beale en Memphis se convirtieron en sus primeros escenarios, enrolándose, seguidamente, en el Ringling Brothers Circus, donde permaneció de 1916 a 1920. A partir de ahí, guitarra en ristre, empezó a recorrer los polvorientos caminos del Sur de los USA. Con 32 años se casó con su segundo marido, el guitarrista “Kansas” Joe McCoy, formando un exitoso dúo que duró los cinco años del matrimonio.

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Memphis Minnie y “Kansas” Joe McCoy .

Minnie, junto a su marido “Kansas”, grabó uno de sus mayores éxitos en febrero de 1930:  Bumble Bee .




La separación de Minnie con Joe McCoy no supuso ningún hándicap para su carrera ya que se había ganado, para entonces, el respeto de los grandes del blues rural y junto a músicos, como Tampa Red o Big Bill Broonzy, participó en giras por su país. Precisamente junto estos bluesmen intervino en Chicago en una especie de “jam session” de guitarristas y sus compañeros comentaron que Minnie había sido la mejor guitarrista que habían escuchado en su vida.

Sus grabaciones abarcaron más de tres décadas desde que la descubriera en 1929 un ojeador de Columbia Records y dejó testimonio de su buen saber hacer en más de media docena de discográficas. Solo sus problemas de salud la obligaron a colgar su guitarra a finales de los años cincuenta.



Se podía dar el caso, según relata el bluesman Johnny Shines, de que a Memphis Minnie ese entorno rural y pendenciero se le pudiera volver hostil, pero ella fue una mujer que no se dejaba fácilmente amilanar y si alguien, músico o no, pretendía propasarse, ella no dudaba ni un segundo en defenderse con lo que tenía más a mano: su guitarra, su navaja o su pistola.

Creo que el mundo del blues, debido a su propia idiosincrasia, fue un entorno propicio para que se crearan leyendas y mitos referidos a sus músicos, sobre todo en sus inicios, y en eso no hubo distingos entre ellos y ellas.

- ¿Qué es el blues? – le preguntó con una sonrisa en la boca.

- Si me lo preguntas es que nunca llegarás a saberlo – le contestó, también, con una sonrisa en la boca.


(1) Disfruta de mí si te atreves – Buzzy Jackson – Alba Editorial – 2006.
(2) El guitarrista que está tocando en la prisión de Greene County (Georgia) es el bluesman, Buddy Moss. La foto es de Jack Delano (Mayo, 1941).

Enlaces de Interés :

Latidos del Jazz. Sección coordinada por Fernando García de Andoin

Y se hace música al andar con swing (Edición Kindle) :


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Fernando García De Andoin para ZDJ , 2014.


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