Un engolado crítico de arte (Clifton Webb), que intentó ser el Pigmalión de Laura, y un inmaduro galán (Vincent Price), que quiso gozar de sus favores incondicionalmente, son los hombres que la rodean, a través de cuyos testimonios iremos conociendo su vida. Ni siquiera el policía encargado de esclarecer el caso (Dana Andrews) consigue escapar del magnetismo de Laura; simplemente habiendo visto el retrato que hizo de ella un pintor enamorado —sí, otro más—, deseará por encima de todo adorar él también a esta misteriosa mujer. Y esa es una de las mejores bazas de la película: no hay posibilidad de raciocinio, ni siquiera para la mente lógica de un investigador distante y cínico, cuando los torrentes pasionales anegan las vidas de los personajes.
...pero lo sublime —y Laura es sublime— nos hace capaces de todoEstamos en plena edad de oro del cine negro, y eso se nota: la voz en off del crítico de arte, que se permite acotaciones ocurrentes y todo tipo de comentarios, nos va sumergiendo en la historia; los diálogos son afilados e ingeniosos, a la vez que exageradamente gramaticales; los decorados, el vestuario, las interpretaciones derrochan glamour; la iluminación es caprichosa y a menudo tiene un regusto teatral, decorando las paredes con sombras de persianas y demás ornamentos, matizando y subrayando los rostros y los perfiles; la puesta en escena es contenida y sobria, y los encuadres son amplios, dejando a los actores espacio para respirar, moverse... Todos estos rasgos de estilo, lejos de haber envejecido, a menudo son imitados en muchas películas actuales que quieren acercarse al género. Con esta película, el cineasta Otto Preminger adaptó la novela homónima de Vera Caspary, una escritora norteamericana casi desconocida en España que destacó por crear poderosos personajes femeninos. La película nos deja intuir a Laura más que conocerla directamente, lo suficiente como para que también nosotros nos dejemos arrastrar por su desmesurado atractivo. Mencionemos aquel principio de los románticos, que anteponían lo sublime frente a lo bello. Porque lo bello agrada a los sentidos, pero lo sublime —creedme, Laura lo es— nos hace ser capaces de todo. Mateo DuqueTit. Orig: Laura. EEUU, 1944. Director: Otto Preminger. Guión: Jay Dratler, Samuel Hoffenstein y Betty Reinhardt. Música: David Raksin. Fotografía: Joseph LaShelle. Intérpretes: Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb, Judith AndersonDe los gritos de dolor del expresionismo a los más inquietos thrillers europeos sin olvidar los grandes clásicos de Hollywood, el equipo PRÓTESIS te trae el comentario crítico de cincuenta títulos escogidos. Este ensayo colectivo ha sido realizado por el Equipo PRÓTESIS para el número 8 de su publicación en papel, coordinado por David G. PanaderoNo te pierdas el monográfico