Noche con muchas emociones a flor de piel, el acierto de Nacho Vegas y el arrojo de Laura Sam y Juan Escribano han sido la clave del show de ayer en las Noches del Botánico. Un viernes especial, muy esperado por los fans de Nacho Vegas y sobre todo por la sorpresa dada por Laura Sam y Juan Escribano como proyecto que abrió el show.
Laura Sam y Juan Escribano se presentaban en el escenario de manera puntual. Este dúo empezó con ganas de presentar ante toda la gente que quisiera disfrutar de su show sus canciones conocidas, escuchar a Laura Sam a capella recitando en el primer tema con pequeños acompañamientos de Juan Escribano se hizo esa manera más que especial posible, ya desde el segundo tema, las programaciones, la guitarra y el arte de Juan sumaba a la interpretación de Laura todos los temas, en especial la quinta esencia de La voz en contra de donde escuchamos España, Nadie Nada, La voz de los poetas y otros grandes temas, en un show hilado, donde lo que más marca es el tempo, el estilo de Laura, su forma de expresar cada palabra, con cada parada, con cada acento, haciendo que tema tras tema, nos adentráramos en ese universo, pero con ese envolvente elegante, interesante y sobre todo, con atino de Juan que, llevaba el tempo compás a compás y supo dibujar con su guitarra el resto de elegantes arreglos.
Nacho Vegas y la gran banda que le acompaña (entre otros Hans Laguna, Joseba Irazoki o Juliane Heinemann), con todo dispuesto (escenografía, el embrujo de la noche, una temperatura más que refrescante para las fechas que son y el tiempo para mostrar su repertorio), salían al escenario con Belart como primer tema, una forma de ir tomando la medida a ese público que estaba esperando desde su asiento (que llegarían a abandonar), en este momento, todo empezaba a fluir, las guitarras, los sintes, la batería / pads, bajo y los coros que respaldaban a Nacho en el escenario, tomando el micrófono (en el algunos temas con la acústica) y desde ahí llegaron más de 15 canciones que serían la respuesta a esta fecha tan esperada. Acto seguido llegarían Detener el tiempo y Ser árbol; dos canciones de sus anteriores trabajos que mostraban por donde iría el ritmo y alma del directo, en todo momento arropado por una batería y bajo que marcaban los tempos, teclados que daban cierto aire y guitarras que dibujaban y daban intensidad, dejaban que las letras de los temas cobraran vida por parte de la voz y en algunos temas con el soporte visual. De su último trabajo, apareció+ en el cuarto tema Muerre'l Branu donde el banjo daba ese toque extra, un poco más de sonoridad y acercaba a la esencia del disco, una de esas canciones coreadas de este disco, que llegaba entre peticiones por parte de los fans de este y otros temas.
El siguiente tema sería El don de la ternura que no podía faltar y que en directo sigue teniendo ese toque tan intimista. Acto seguido, una serie de canciones como Hablando de Marlén, La ciudad vampira, Lo que comen las Brujas, Ramón In o El mundo entorno a tí no podían faltar, canciones con las que poco a poco nos llevó a una parte final, partes donde la gente cantaba, seguía el ritmo y se dejaba llevar por parte de todo lo que vivía. El cambio llegaba con El mundo entorno a ti, Como hacer crac y Big Crunch que terminaron de poner al público en pre disposición de que llegaran dos canciones donde se revolucionaría todo, nos referimos a La gran broma final y La Pena y La Nada, dos canciones donde en lo instrumental la música cobró más influencia (algo más), los coros tenían más fuerza y Nacho empezó a acercarse a los límites del escenario para terminar en la parte de los primeros asientos, entre la gente que se acercó, rodeándole para ya ir a los dos temas finales.
De los dos temas finales, saldría en solitario en El Ángel Simón para tener al resto de la banda desde el primer estribillo y, cerrar por todo lo alto, con la gente acercándose al escenario y ya uniendo su voz a la de Nacho (como había pasado previamente) con El hombre que casi conoció a Michi Panero y con todo, quedaba claro que, este show era muy esperado, era una fecha en la que se vivió esa hermandad donde las canciones fueron disfrutadas, donde el calor, admiración y las muestras de cariño de los asistentes con Nacho Vegas y la banda se hizo notable. Cada concierto que se da en Madrid siempre es especial, pero este se esperaba con muchas más ganas y el recuerdo será quizá más especial.
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