Lavarse las manos con frecuencia es esencial para evitar tanto contraer como contagiar determinadas enfermedades. Generalmente, es un hábito que todos adquirimos desde que somos pequeños. No obstante, en la gran mayoría de las ocasiones el lavado de manos no se realiza de la manera adecuada, por lo que resulta interesante conocer cuál es el procedimiento correcto.
Tal es la importancia de lavarse correctamente las manos que incluso hay un día dedicado a ello; el 15 de octubre se celebra el Día Mundial del Lavado de Manos. Un gesto muy simple que se estima que ayuda a prevenir hasta 200 enfermedades habituales, sobre todo entre los más pequeños.
Cada año mueren 1,4 millones de niños por enfermedades estrechamente relacionadas con la falta de agua potable y una higiene inadecuada, sobre todo en países subdesarrollados y en vías de desarrollo. Una cifra muy alta que se puede reducir con una solución muy fácil: lavarse las manos.
¿Por qué es importante lavarse las manos?
A lo largo del día se acumulan una gran cantidad de gérmenes en las manos debido a una gran selección de factores: contacto con otras personas y superficies, tocamiento de objetos… Así, al contacto con la nariz o con la boca, dichos gérmenes pueden resultar contagiosos; del mismo modo, también se pueden transmitir a otras personas mediante contacto directo.
Resulta imposible que las manos estén libres de gérmenes. No obstante, el lavado frecuente de las mismas ayuda en gran medida a minimizar la transferencia de bacterias, virus y todo tipo de microbios.
Por lo general, los expertos recomiendan lavarse las manos cada dos o tres horas. Además, hay una serie de acciones que requieren un lavado premio: manipulación de alimentos, comer, tratar heridas, cuidar de una persona enferma y colocar o quitar lentes de contacto.
Del mismo modo, se recomienda lavarse las manos después de preparar alimentos, ir al baño, tener contacto directo con animales, sonarse la nariz, tratar heridas y manipular cualquier tipo de residuo.
Tipos de lavado de manos
- Lavado de manos rutinario: su principal objetivo es el de eliminar los gérmenes comunes de las manos, así como la suciedad y la materia orgánica acumuladas en las mismas. Su duración oscila entre los cuarenta y sesenta segundos.
- Lavado de manos quirúrgico: se conoce como tal a las maniobras de cepillado y fricción que tienen lugar en manos y brazos antes de la cirugía por parte del personal médico. Su principal fin es el de eliminar el máximo posible de la flora bacteriana que reside en las manos, disminuyendo así el riesgo existente de contaminación tanto de la propia herida como del instrumental médico. Para este tipo de lavado se hace uso de un lavabo quirúrgico, una jabonera automática, un cepillo estéril y un limpiador de uñas.
Riesgos de no lavarse las manos
El correcto lavado de las manos minimiza en gran medida el riesgo de padecer determinadas enfermedades, tales como las que explicamos a continuación.
Diarrea
Uno de los principales riesgos que supone no lavarse las manos, o hacerlo de manera inadecuada, tiene que ver con la diarrea. Se conoce como tal a un trastorno caracterizado por las heces acuosas y blandas, que se puede dar tanto en adultos como en niños. Además, las evacuaciones son frecuentes, tres o más veces al día.
La diarrea aguda dura un corto periodo de tiempo, y se trata de un problema relativamente común. Si dura más de unos pocos días puede suponer un trastorno de salud de carácter grave.
Neumonía
La neumonía es una infección de uno o ambos pulmones. Una gran cantidad de gérmenes, como bacterias o virus, entre otros, pueden causarla. Aunque puede darse en personas de todas las edades, es más frecuente en mayores de 65 años, así como en bebés y niños.
Los síntomas más frecuentes de la neumonía son: fiebre alta, escalofríos, tos con flema, falta de respiración dolor en el pecho y cansancio sin razón aparente.
Parasitismo intestinal
Se conoce como tal a aquellos trastornos producidos por parásitos, los cuales se alojan en la gran mayoría de ocasiones en el intestino, pudiendo dar lugar a diferentes daños.
Los síntomas son muy diversos: dolor abdominal, diarreas, vómitos, picazón en la zona anal debido a la salida al exterior de algún parásito y digestiones lentas y difíciles.
Infecciones respiratorias
Las infecciones respiratorias son aquellas que afectan a las vías respiratorias, siendo las más frecuentes el resfriado común o la faringitis.
El resfriado común se caracteriza por la aparición de mocos, tos, estornudos, malestar general y dolor de cabeza; si hay infección, la fiebre es otro indicio. En cuanto a la faringitis, el principal indicio es el dolor de garganta.
Enfermedades de la piel y de los ojos
No lavarse las manos implica un serio riesgo de padecer distintos trastornos que afectan tanto a la piel como a los ojos. Y es que son dos de las zonas corporales más sensibles y que, además, un mayor contacto tienen con las manos.
Cómo lavarse las manos paso a paso
A continuación señalamos todos los puntos a seguir para lavarse las manos de la forma adecuada. Es importante continuar los siguientes pasos en riguroso orden.
- En primer lugar se mojan las manos con abundante agua corriente; debe estar fría, o, en su defecto tibia. No es aconsejable lavarse las manos con agua caliente.
- A continuación se aplica jabón sobre la palma de la mano; debe tener el tamaño de una nuez.
- El siguiente paso consiste en enjabonarse bien ambas manos, desde los dedos hasta la muñeca; es importante prestar especial atención a la zona que queda entre los dedos, así como debajo de las uñas.
- Una vez las manos se hayan enjabonado y frotado adecuadamente, es el momento de enjuagarse bien.
- Para terminar, se secan las manos con una toalla limpia. Para cuidar tanto la salud como el aspecto de la piel, es recomendable realizar el secado de las manos con pequeños toquecitos, sin frotar. Luego, se utiliza la toalla para cerrar el grifo y que los gérmenes acumulados en el mismo no pasen a las manos.
¿Y si no hay jabón ni agua corriente?
Tal y como hemos señalado, lavarse las manos con agua y jabón es el mejor método para reducir la cantidad de microbios que tienen. No obstante, en ocasiones el acceso a jabón o agua corriente es complicado, por ejemplo cuando se realiza un viaje a países subdesarrollados.
En estos casos lo mejor es utilizar un desinfectante de manos a base de alcohol; es esencial que contenga al menos un 60% de alcohol. Generalmente, este tipo de desinfectantes de manos a base de alcohol reducen de forma rápida la cantidad de microbios que hay en las manos, aunque no todos.
Es importante destacar que este tipo de productos no resultan tan efectivos cuando las manos presentan un aspecto sucio y grasoso.
El método más adecuado para aplicar un desinfectante de manos es el siguiente. En primer lugar se aplica el producto en la palma de la mano y, a continuación, se frotan las manos, haciendo especial hincapié en todas las superficies hasta que las manos estén secas.
Conclusión
En definitiva, lavarse las manos es fundamental para evitar enfermedades contagiosas, las cuales pueden ser potencialmente mortales en el caso de los más pequeños. Por lo tanto, recomendamos hacerlo con frecuencia siguiendo los pasos explicados, sobre todo a la hora de manipular o consumir alimentos.