Mi crisis de lectura de ficciones me lleva de vez en cuando a los valores seguros. Acabo de empezar una relectura de La Celestina y he terminado la del Lazarillo. Es un libro sensacional en todo, el estilo, el ritmo, la invención. Es también triste y duro en su anticlericalismo, su brutal realismo, su inolvidable descripción de la lucha contra el hambre. Los tres primeros capítulos son extraordinarios. Luego, ya no se añade mucho más o son piezas incompletas. El capítulo final es amargo. Un libro breve que todos leímos/estudiamos de niños pero que saborearemos mucho más como adultos, por gusto.