ISBN: 9788499980232
Páginas: 736
Precio: 22,50 €
Con este ya son tres los libros de Ediciones Temas de Hoy que leo en lo que va de año (los dos primeros fueron El tiempo entre costuras y Palmeras en la nieve, muy recomendables). Este sello me está sorprendiendo gratamente: en lo que a narrativa se refiere, tiene una colección de grandes historias, generalmente ambientadas en un pasado reciente, de esas que aportan entretenimiento y al mismo tiempo enseñan algo sobre la época. Están escritas por autores españoles que comienzan (al menos, este es el caso de las que he disfrutado yo) y su facilidad de lectura y los temas tratados hacen que sean buenas apuestas para el gran público. A mí me gusta leer tanto publicaciones comerciales como pequeñas joyas desconocidas (todo tiene su momento), de modo que en su catálogo hay títulos que me interesan, como este Lazos de humo que os comento a continuación.
María Iglesias
María Iglesias (Sevilla, 1976) se licenció en Periodismo en la Universidad de Sevilla y a lo largo de su carrera ha trabajado en medios de comunicación como Radio Guadaira, Agencia Efe, Diario de Sevilla —del que fue una de las fundadoras— y Paramount Comedy Channel. No obstante, también ha encontrado la manera de relacionar su profesión con la literatura: en 2006 completó un doctorado en Literatura y Comunicación con una tesis sobre la obra de Mario Vargas Llosa que el propio autor alabó por su enorme profundidad. Por lo demás, se confiesa una apasionada de los libros desde su infancia y en 2011 debutó en el mercado literario con Lazos de humo. En la actualidad trabaja como redactora del programa El público lee (Canal Sur 2 TV) y colabora en la revista digital Tertulia andaluza.Sinopsis
Estamos a finales del siglo XIX. En un pueblo del norte de España, la familia del pequeño Germán Díaz está a punto de cambiar su futuro para siempre: su padre ha decidido marcharse a Cádiz, donde se hará cargo de una carbonería que quizá con el tiempo podría llegar a ser suya. Su hijo irá con él, pero su esposa Marcela tendrá que quedarse para cuidar de la casa. Desconsolada, antes de la despedida insta a Germán a leer, a fijarse en los empleos que tiene la gente en la ciudad; sabe que es un niño listo y puede llegar lejos, aunque también tendrá que ayudar en la carbonería si todos quieren salir adelante.Aun así, durante el viaje Germán conoce a Eliseo, su hada madrina: un joven periodista que le presta libros y continúa la labor que empezó su madre al animarle a estudiar. Pero Eliseo también tiene su propia historia: no se ha casado y mantiene una relación con Elvira, una chica que sueña con dedicarse a escribir. De momento se debe conformar con redactar canciones para un local de mala reputación, ya que ninguna editorial se interesa por la obra de una mujer. Sin embargo, Elvira tiene la firme decisión de luchar por hacer realidad su sueño, así que no se va a rendir. La vida de Eliseo, y como consecuencia la de Germán, se verán afectadas por ello.
Comentario personal
A veces no basta una buena historia: se puede tener las mejores ideas del mundo y no saber plasmarlas sobre el papel. Tampoco es suficiente con saber escribir: no todos los estilos narrativos son igual de eficaces para un determinado relato. Hace falta una habilidad más, la de hacer magia con las palabras o, como mínimo, conseguir que desprendan encanto, embeleso o como queráis llamarlo, esa sensación que cautiva al lector y hace que la lectura no le resulte indiferente. Ese es el gran problema de Lazos de humo: la trama tiene todos los ingredientes para gustar y solo hay que leer la biografía de la autora para saber que domina la escritura; ahora bien, su prosa carece de viveza y eso ha impedido que el libro me conquistara.En primer lugar, la novela tiene dos grandes hilos: por un lado, la infancia difícil de Germán, ese niño que se esfuerza por sacar tiempo para leer y estudiar con el sueño de conseguir un futuro mejor; por el otro, Eliseo y Elvira, cuya historia va más allá del tema amoroso y permite mostrar otras realidades de la época, como la vida en París o los viajes al Nuevo Mundo. Los personajes principales son gente buena que cae bien, así que resulta fácil ponerse en su piel y cogerles cariño, aunque de todos modos tampoco llegan al nivel de inolvidables. A pesar de no aportar nada nuevo en este sentido, puede gustar a un gran número de lectores porque este planteamiento que combina la ambientación en el pasado reciente con la lucha de un niño pobre y el tesón de una mujer avanzada a su época siempre tiene su público fiel.
La obra de María Iglesias destaca en hablar de la emigración durante este periodo y en haber escogido Cádiz como escenario central, aunque a medida que avanza también nos traslada a otros lugares, lo que enriquece el conjunto. De nuevo, no ha inventado nada (no lo digo en sentido negativo: es casi imposible innovar en la literatura), pero este contexto en particular está menos explotado que las ideas que he comentado antes y le da su rasgo distintivo. Personalmente, ha conseguido trasladarme a estos espacios y con ello he aprendido un poquito sobre esta etapa y la forma de vida de quienes vivieron durante ese tiempo, lo que siempre resulta gratificante. Se nota que se ha documentado mucho para construir una historia verosímil y cuidada.
Y sin embargo, como os adelanté antes, no me ha convencido. De entrada, porque no cumple la regla del «Muestra, no cuentes»: el texto es una constante narración del tipo «Germán hizo esto, Germán fue allí, Germán pensó aquello, Germán regresó», solo se salvan los diálogos (que tampoco son nada del otro mundo). Limitarse a contar sin mostrar tiene como consecuencia esa falta de emoción de la que os hablaba; el texto es serio y frío, se asemeja más a un documento formal que a una creación literaria, no me ha arrastrado por sus páginas. Además, en algunos momentos la autora intenta utilizar frases un poco más complejas (supongo que con el fin de sonar más «literaria»), pero quedan recargadas y forzadas, no entiendo cómo el corrector no hizo nada ahí. Y hablando de corrección, hay alguna errata y alguna falta (el «iros» de la página 274 me mató: la forma apropiada es «idos» o, en su defecto, «marchaos», que suena mejor).
El otro problema que le encuentro es que se alarga demasiado, explica en dos páginas lo que se podría decir en media. Esto no tiene por qué ser malo de por sí (depende del estilo de cada escritor: algunos hacen tales maravillas al hablar de un detalle insignificante que da gusto que se extiendan), pero, dadas las características del estilo de María Iglesias, creo que habría sido mejor ser más concisa, directa. Entre unas cosas y otras, la lectura se me ha hecho bastante pesada y eso, en una obra para el gran público, no puede considerarse positivo. La vida de Germán y compañía se podría haber contado en unas 350-400 páginas perfectamente.
De todos modos, tampoco quiero tirar por la borda todo el trabajo de la autora: todavía no ha encontrado el punto a su prosa a la hora de escribir literatura, pero no es nada que no se solucione con el tiempo y la práctica. En los demás aspectos, como digo, no tiene malas propuestas y se nota que se ha tomado en serio la labor de preparación. Quiero destacar los títulos evocadores de los capítulos (y el de la novela, claro) y que la información que se desvela en cada uno está bien organizada, con un principio y un final concretos.
Antes de terminar, me gustaría decir que la sinopsis de la contracubierta no me parece acertada: básicamente, solo habla de Germán y desvela que llega a convertirse en abogado. Esto no grave (era de esperar), lo malo está en que solo se refiere a Eliseo como «un joven periodista que se cruzará en su camino», sin ninguna referencia a sus propias vivencias y su relación con Elvira. Dado que esta trama tiene bastante interés, deberían haberla introducido aunque fuera brevemente. Por lo demás, la edición es bonita, de tapa dura y con fotografías en las guardas, como nos tiene acostumbrados Temas de Hoy.
Conclusión
Estoy segura de que tarde o temprano María Iglesias nos regalará una novela más redonda y pulida, pero por ahora no puedo deshacerme en alabanzas porque, a pesar del interés de la trana, me ha dejado bastante fría y pienso que se podría haber contado mejor (quiero decir, mostrado mejor). Si aun así tenéis ganas de descubrirla, os esperan seiscientas páginas de crecimiento personal de un muchacho que se esforzó en estudiar y labrarse un futuro pese a tenerlo todo en contra, con el tema de la emigración de los españoles a finales del siglo XIX como telón de fondo. Al menos no es una lectura vacía y nos enseña una parte de nuestra historia.Imágenes sacadas de la web del libro.
Mi valoración: 6,5/10