Costa-Gavras es un grandísimo director que nada tiene que envidiar al pelma de Malick ni a muchos otros superprotegidos del sistema.
Dice el señor Costa-Gavras que “todos somos rehenes de esta desgracia global” y si no te gusta este glorioso retrato de lo absurdo que nos toca vivir, es porque ya no eres capaz de sacarle punta a la desgracia para dibujar una mueca en forma de sonrisa.