El resultado que temíamos se dio. En el mejor momento de su historia republicana, una mayoría de peruanos ha optado por dos candidaturas de vocación antimoderna. El primero —y el gran ganador— fue Ollanta Humala, hombre de convicciones estatistas y mentalidad militar que representa lo contrario de lo que ha llevado al país a su auge actual en la última década, independientemente de que termine haciendo eso o no si gana la segunda vuelta. La segunda, bastante lejos del primero, Keiko Fujimori, es la hija, colaboradora y alma gemela de quien destruyó todas las instituciones del Perú en los años 90, violó los derechos humanos y ahogó a los peruanos en un mar de corrupción. ¿Qué pasó?
Por lo pronto, la división de las fuerzas democráticas (Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuzcynski y Luis Castañeda) en tres candidaturas resultó mortal para las aspiraciones de la mitad del país que ellas representaban. Pero el análisis de fondo es que la otra mitad de peruanos —la única que estará representada en el «ballotage»— profesa un desapego por el sistema democrático y el modelo económico.Esto se manifiesta de tres formas: bolsones de pobreza donde no llegan los beneficios económicos todavía; un desfase entre el gran crecimiento económico y los servicios públicos paupérrimos, que van del insuficiente abastecimiento de agua potable a una judicatura tercermundista; y, finalmente, una inseguridad que ha llevado a casi la tercera parte de ciudadanos a ser víctimas de alguna forma de delincuencia.Esto no desmerece el progreso arrollador que ha vivido Perú últimamente. Que la pobreza haya caído a un tercio de la población cuando superaba el 50 por ciento hace una década y que el tejido empresarial se haya llenado de gentes procedentes de familias que pertenecieron hasta ayer al Perú miserable no es una ilusión estadística.Por otro lado, que los gobernantes están sometidos a fiscalización parlamentaria, la prensa es libre, los militares están subordinados al poder civil y las calles están llenas de manifestantes todo el tiempo no es un dato superficial. La emergencia de una clase media numerosa y los usos cotidianos de la democracia republicana abarcan a un número enorme de peruanos. Pero es evidente que eso no prevaleció, en el ánimo ciudadano, sobre la enemistad que muchos profesan por el actual modelo.Quizá esta enemistad hubiera tenido una manifestación menos drástica sin la ausencia de partidos políticos dignos de ese nombre.Revista América Latina
¿LE ESPERA AL PERÚ UN NUEVO CHÁVEZ? Por Alvaro Vargas Llosa
Publicado el 12 abril 2011 por Jorgebazo
Tenemos este análisis realizado por Alvaro Vargas Llosa para el diario ABC Internacional en el que se hace la siguiente pregunta: ¿Le espera a Perú una comparsa del "Socialismo del siglo 21?":
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 17 abril a las 13:51
Una vez mas se demostró que esa mitad que quiere democracia y desarrollo economico y acepta que hay que darle ajustes a este modelo no pasó por la miopía e idiosincracia de nuestros representantes que postularon a la presidencia prefirieron dividirse a unirse dejando en riesgo y manos de estas dos muy pprobables autocracias a nuestro país. Ollanta un hombre que fue criado bajo unos padres que creen que a CHILE hay que dominarlo con el arma del pene y a Fujimori hja de un hombre que desvalijo al país y dió la mejor educacion con el dinero del pueblo ganando solo 2,000 nuevos soles. En esta ocasion el pueblo fue maduro cada sector con su repreentante mas el sector de la democracia no tuvo lideres maduros asi se hace la historia de nuestro país una vez mas estos representantes ponen al borde del abismo y la verguenza a nuestra patria...Cuando aprenderemos la solidaridad y la unión?