Los mordiscos, arañazos, etc. con muy frecuentes en los grupos de niños y niñas de 1 a 2 años. El niño de 12-20 meses, se relaciona y conoce su entorno a través de la experimentación, el movimiento y el juego.
En esta etapa, puesto que su PENSAMIENTO es EGOCENTRICO, no es capaz de ponerse en el punto de vista y sensaciones del otro, y suele ejercer una conducta abusiva, en especial por la posesión de objetos,reaccionando de forma agresiva (tirones de pelos y mordiscos).Además, comienzan los primeros CONTACTOS SOCIALES, y le interesan los otros niños, pero aún no es capaz de compartir juegos con otros porque no entiende que hay que ajustarse a unas reglas. En este “juego en paralelo” los niños, comparten materiales, e interactúan en algunos momentos, pero no juegan juntos. Por ello, también pueden aparecer mordiscos o arañazos, sin necesidad de que haya un conflicto desencadenante, como la riña por un juguete. Simplemente es un modo de interactuar con otros, que provoca una reacción inesperada e interesante para quien “agrede”: se hace sin intención de dañar, sobre todo porque aún no puede comprender que esa acción produce dolor en el otro.
COMO ACTUAR CUANDO SE PRODUCE UN MORDISCO- Es importante que el niño comprenda que esa acción no está bien. Se lo diremos verbalmente, y apartaremos al niño de la actividad un instante.
- La consecuencia ha de ser inmediata: son muy pequeños, y aún no comprenden esa relación entre su conducta y la riña del adulto, y mucho menos si la conducta ocurrió hace unos minutos.
- No debemos hacer grandes dramas, sin mantener nuestro enfado durante más tiempo del que dura ese instante en el que apartamos al niño del juego. Recordemos que lo hace sin intención de agredir, y que el exceso de atención a esos momentos puede provocar que el niño muerda para llamar nuestra atención y desencadenar un enfado.
- Ofrecer al niño modelos correctos de interacción: reforzarlo cuando bese a un amigo o un muñeco, cuando lo acaricie… Tan importante es extinguir las conductas incorrectas como enseñar las adecuadas.
- Evitar los juegos de “lucha” o de excesiva y actividad en casa durante una temporada.
- La retirada del chupete, en algún caso, produce en los niños ansiedad los primeros días, y mayor impulsividad, aumentando la frecuencia de estos mordiscos inesperados. Evidentemente forma parte de este proceso de desaparición de este objeto que les ha ofrecido seguridad y consuelo durante el primer año de vida.
Esta etapa es muy frecuente y se supera en todos los casos, con mayor rapidez si facilitamos este aprendizaje social. El desarrollo del Lenguaje es un factor de gran influencia en ello, porque facilita los contactos sociales y la interacción con los iguales.
María Ordax Soler, Especialista en Audición y Lenguaje
Clara Rubio Baudet, Psicóloga y Maestra