Le pese a quien le pese

Pese a la crisis. Pese a que algunos ya tienen más de 40. Pese a que hay varios en paro, y otros con trabajo fijo. Pese a que la mayoría tienen hijos. Pese a que algunos son militantes de izquierda, y otros conservadores recalcitrantes. Pese a que hay quien ya no tiene ni un pelo. Y a otros casi todo el que les queda está blanco. Pese a los compromisos, las reuniones, las responsabilidades, las desganas, las apatías, el exceso de celo, las disputas. Pese a que hay incluso enemistades manifiestas entre algunos de ellos. Pese a que algunos dejaron de ir, y a que se han incoporado otros.

Le pese a quien le pese: En 1992 (unos dicen que fue algunos años antes) quedaron un sábado, a las cuatro de la tarde, en un campo de asfalto para jugar su primer partido de fútbol sala; el pasado martes celebraron, como cada año, que llevan 19 primaveras (algunos dicen que más, otros que menos, ni en eso se ponen de acuerdo)  jugando cada miércoles, discutiendo, dándose patadas, incluso gritándose; pero al final, cuando apagan los focos del campo dándose un apretón de manos (en ocasiones hasta una cervecita fría) y emplazándose para la próxima semana.

Esto es la amistad.