Revista Cine
Director: Érick Zonca
La segunda película de Érick Zonca es "Le petit voleur" y la hizo un año después de "La vida soñada de los ángeles". Vayamos directo al grano.
En apenas poco más de una hora, Zonca nos cuenta la historia de un joven disconforme, perdido y sin un peso en los bolsillos, que decide convertirse en ladrón, no volver a trabajar ni ser un asalariado nunca más, ser libre y moverse a voluntad por la vida. Llega a la ciudad de Marsella en donde lo vemos en compañía de un grupo de ladrones de poca monta aunque bastante efectivos (no vivirán en mansiones pero cuando sacan billetes del bolsillo tienen un puñado entero). La gracia, por un lado, es ver cómo el protagonista desarrolla ciertos lazos de amistad con algunos miembros del grupo, incluso aprendiendo boxeo y cosas por el estilo, mostrando por así decirlo el lado humano de estos personajes, que serán ladrones pero no animales rabiosos y asesinos (no todos ellos al menos). Por el otro, vamos viendo cómo el chico se va integrando en el modus operandi del grupo, en donde impera un sistema jerárquico (lo que de cierta manera contraviene su idea inicial de ser libre, pues de todas formas debe responder ante el o los jefes, aunque tampoco es que pueda quejarse ante un sindicato); cómo se acopla a la casta criminal de la ciudad, a unos bajos fondos progresivamente violentos y de una sordidez que el chico de seguro no imaginaba y ante la cual quizás no tenga el cuero de chancho suficiente para sobrevivir. Claro: a primera vista la cosa podrá parecer buena onda y los robos fáciles y luego a repartirse la torta compadre y después a disfrutar la vida total somos todos amigos y uno para todos y todos para uno, pero a fin de cuentas el asunto va de jugarse la vida y el cuello en todo momento y si algo sale mal acá los errores no se perdonan y bueno, al entrar uno acepta tácitamente los riesgos del oficio, en donde no impera más que la ley del más fuerte y el más malo. Y este chico ladra mucho, vaya que ladra, pero a veces hay que saber morder y si no sabes, ¿qué haces acá entonces?Zonca desarrolla un retrato frontal y rotundo sobre el submundo del crimen y el descenso a los infiernos de nuestro rubio amigo; sin aspavientos de ningún tipo (no obstante las escenas que apuntan a ser más impactantes, golpes de efecto, con el fin de precipitar el relato hacia su violento final), sólo se vale de un realismo sucio y crudo en donde, cámara en mano (o al hombro), el lenguaje narrativo es el mismo lenguaje de la calle: directo, adusto, conciso. Aunque Zonca también demuestra sensibilidad y por ese lado vamos viendo el silencioso drama interno del protagonista, que no deja de ser un chico frágil con ínfulas de delincuente curtido por los tajos que da la vida.El protagonista es un debutante Nicolas Duvauchelle de sólo 19 añitos y "Le petit voleur" es una más que interesante y satisfactoria propuesta que aúna con total naturalidad y personalidad un relato eminentemente criminal desde una perspectiva intimista y sutil, casi imperceptiblemente poética. Pero seca y directa más que nada, sin ramificaciones ni cursilerías ni mucho menos discursos buenistas. Un poco a la mala, como a veces deben ser las cosas.