Revista Cine
Director: Francois Ozon
"Le Refuge" es una de las dos películas de Ozon que vi hace cuatro o cinco años (la verdad es que no tengo ganas de hacer cálculos), y sorprendentemente la recordaba bastante bien, en particular dos cosas: la escena en que Isabelle Carré baila en la discoteca (me gusta la manera en que se funde con la música, se libera con ella, sobre todo al inicio, con ese movimiento de cabeza) y, por supuesto, la canción en piano que canta Louis-Ronan Choisy, en especial las primeras melodías, que las he estado tocando en uno de estos pianos virtuales que se encuentra en Google, lo cual no deja de ser entretenido. También he tocado la sencilla pero dulce melodía que Hal Hartley compuso para su maravillosa opera prima, "The Unbelievable Truth", que pueden escuchar más o menos a los diez segundos de esta magnífica escena. Me pregunto como sería mi vida si supiera tocar el piano... En todo caso, y a propósito de "Le Refuge", se supone que antes venía "Ricky", pero... ¿dónde demonios está y por qué los malditos holandeses incrustan sus subtítulos al video?, hacen la misma que los suecos y los malditos coreanos, je. Como sea, el show debe continuar...
Poco he de decir sobre "Le Refuge", aparte de que me encanta, pues tenemos frente nuestro a un Ozon modesto y sencillo, su película más delicada y suave si cabe, en donde el gran pilar central o fundamental es, precisamente, su intención de abstraerse del discurso e incluso la narración y solamente sugerir estados o sensaciones, sin pontificar ni explicitar lecturas. "Le Refuge" es una película inclasificable, no por un argumento enrevesado o por abarcar multitud de géneros, sino que por su desajuste y distanciamiento de determinado pero incierto paradigma ¿discursivo?, ¿narrativo?, ¿social? Lo cierto es que, perdonen la simpleza, "Le Refuge" es un delicioso drama intimista en el que una drogadicta embarazada que se ha quedado sola tras la muerte de su novio, igualmente drogadicto, decide refugiarse en una apacible casa ubicada en algún pueblo costero. Ahí reflexionará, verás las cosas desde otras perspectivas, etc., y recibirá la visita del hermano gay del difunto, cuya presencia le romperá los esquemas, aunque ella también sea un agente desestabilizador... Digamos que los personajes viven en permanente inestabilidad a pesar de sus deseos de plenitud y tranquilidad, si bien, paradójicamente, sus mismos deseos los conducen por estos sinuosos caminos. Escritos, construidos y retratados con sublime sensibilidad, los personajes son quienes construyen el relato, y Ozon deja que éstos se vayan descubriendo a su ritmo, calmado y pausado, pero innegablemente complejo y cautivador.
Y, por último, qué gran uso de las elipsis, ¿no creen?
Gran película.