Revista Solidaridad

Le robaron la silla de ruedas a un niño y lo dejaron sin su única movilidad - Argentina

Por Aparcamientodiscapacitados
Le robaron la silla de ruedas a un niño y lo dejaron sin su única movilidad - Argentina
Ignacio tiene 5 años. Pesa 22 kilos y mide 1,10 metros. Tiene pelo lacio castaño y tez blanca. No puede sostenerse por sí solo, ni caminar, ni hablar. Desde antes de nacer, en su gestación, por alguna razón su cerebro se formó mal. Para sentarse a comer, salir a la calle o simplemente estar en su casa, necesita estar en una silla de ruedas. En su silla de ruedas, especialmente adaptada para él. Es parte necesaria de su vida. Pero el sábado la robaron. Le quitaron a un niño discapacitado la única posibilidad de trasladarse con la que contaba.
En la casa del nene, que padece encefalopatía crónica no evolutiva, sus papás no encuentran explicación. El sábado, cerca de las 2.30, un grupo de ladrones abrió el baúl del auto del padre, que estaba estacionado en la calle Corrientes Sur, en el frente de la casa, y se llevaron lo único que había adentro: la silla de ruedas de Ignacio. 
Los padres hicieron la denuncia del robo en la Comisaría 9ª de Guaymallén ese mismo día e hicieron afiches con fotos y teléfonos para comunicarse, además de iniciar una campaña en las redes sociales con el fin de recuperar la silla.
La mamá, Noelia Barroso, lo levanta y lo trae en brazos. Pero eso sólo puede hacerlo por momentos, porque el niño ya no es un bebé. “Para llevarlo al médico vamos a tener que alzarlo, no nos queda otra. Pero para la casa también nos hace falta, no lo podemos tener en brazos todo el día ni acostado tampoco”, comenta la mamá.
El pedido de Noelia y de José Galíndez, su esposo, es claro y fácil de entender: “¡Queremos la silla de vuelta!”. Esta movilidad de particulares características es única. Fue especialmente adaptada a las necesidades del niño cuyo cuerpo necesita ser sostenido porque no puede hacerlo solo.
“Doblada como estaba adentro del baúl parecía un cochecito. Quizás por eso se confundieron y se la llevaron”, cuenta Noelia, a modo de esbozo de explicación de un hecho que racionalmente no la tiene. 
“Pero cuando la abrís te das cuenta de que tiene pechera y hasta un cuello adaptado, que en ese momento no estaba, porque como no cierra con el cuello lo sacamos y eso quedó, pero tiene una planchuela para adherirlo. La misma silla tiene modificaciones, por más que nos den otra, esa ya estaba preparada”, amplía la mamá. 
La silla de Ignacio, repite, estaba modificada para mejorar la postura de él e ir puntualmente a lo que su hijo necesita. Es importada y en el país no se consigue. 
Otro año de espera
Ignacio tuvo su silla en octubre de 2012. Ni siquiera un año pudo disfrutarla. Pero para que llegara debió esperar 10 meses desde que la pidieron. La obra social de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) se hizo cargo de cubrir todos los costos. 
Los papás calculan que hoy esa movilidad tiene un valor de entre 25.000 y $35.000. Pero para los padres eso es lo de menos. Ellos no piden plata, sino que quieren recuperar lo que es de su hijo. Ya hicieron el pedido de una nueva en la UOM, pero con los tiempos que tarda en llegar a Argentina este elemento, para conseguir otra Ignacio debería esperar cerca de un año. 
“Después de que esperamos diez meses, tuvimos que aguardar a que la ensamblaran, y todo eso otra vez es un trastorno”, dice, casi resignada, la mamá. 
“Nos prestaron una silla, que no es en realidad la que él necesita, pero por lo menos le sirve para sentarse. Y nos han ofrecido comunes, pero a él le hacen falta estables y con control porque no puede sostenerse solo”, explica José, que llega a su casa con la sillita prestada que le servirá, por lo menos, para que su hijo pueda ir a la rehabilitación.
La enfermedad del chico
Noelia Barroso, mamá de Ignacio y de Leticia (de 7 años), explicó que la encefalopatía crónica no evolutiva, que es el trastorno que tiene su hijo, es una enfermedad que se produjo en el niño en el momento de su gestación, una malformación de su cerebro. Como tal, este trastorno no evoluciona, pero sí ha provocado un daño severo en el niño. 
“Puede que no empeore, pero a medida que pasan los años vamos notando que el daño que le causó en ese momento no va a mejorar. No se repara. Si llega a tener convulsiones, puede llegar a atrasarse mucho más. La enfermedad le causa un retraso psicomotor y las convulsiones. Él tiene pequeñas crisis que son muy difíciles de controlar”, explica Noelia.
Campaña en Facebook
Los padres de Ignacio no perdieron el tiempo e iniciaron una campaña en las redes sociales para propagar el mensaje del robo y la urgente necesidad de su hijo, para tratar de recuperar la silla de ruedas. Además, hicieron carteles con teléfonos y fotos.
En lo que va del fin de semana, ya recibieron cuatro llamadas de personas que dicen haber visto la silla en un mercado del barrio 25 de Mayo, en Maipú. Pero nadie la compró ni dio más datos. “Me dijeron que la vieron y que les pareció rara. Después a la tarde, la gente abrió su Facebook y ahí vieron de qué se trataba”, dice Noelia sobre las llamadas que recibió y agrega: “Por algún lado tiene que estar. Lo único que pedimos es que el que la tiene que la devuelva. Se dan cuenta de que es una silla para discapacitados, porque tiene abrojos y es diferente”. 
José, el papá de Ignacio, comenta que mucha gente le ofreció ayuda, hasta de países como España y Venezuela. Una persona de la tierra de Hugo Chávez les dijo que él mismo mandaría la silla, que quería comprarla y enviarla a Argentina. “Querían mandar plata, hacer lo que sea. Nada nos viene mal, pero todo se demora muchísimo. Lo que nosotros queremos es la silla que tenía Ignacio. No es que quiera plata para comprar otra ni que la obra social nos dé otra. Queremos de vuelta la silla que nos robaron”, dice, enérgico y dolido, José. Y el pedido es enfático porque se trata de un elemento único y especial para su niño.
http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Le-robaron-la-silla-de-ruedas-a-un-nio-y-lo-dejaron-sin-su-unica-movilidad-20130716-0002.html
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