Por Alonso Gutiérrez, del Practice Squad
Gran parte de las interrogantes que han envuelto a la NFL durante las últimas dos temporadas ha girado en torno de la pugna contractual entre el corredor estrella Le’Veon Bell y los Steelers, el equipo seis veces ganador del trofeo Vince Lombardi.
El tema se ha convertido en el principal dolor de cabeza del GM de los Steelers, Kevin Colbert durante los dos últimos offseasons, así como de la Steeler Nation, la cual se encuentra dividida entre quienes apoyan al jugador y suplican a la gerencia pagarle lo que desea y entre aquellos que consideran al RB como una diva que, a pesar del gran aporte y peso que aporta a la ofensiva de Pittsburgh, es reemplazable como muchos en esta liga.
Desde el punto de vista del surgido en la Universidad Estatal de Michigan, los Acereros no valoran la producción ofensiva que significa para el equipo, argumentando que no sólo acarreó 337 veces en 2017 incluyendo postemporada para 1 358 yardas y 9 TD sino que se ha convertido en la válvula de escape de Big Ben como un segundo receptor, único en su tipo, con capacidad de extender las jugadas dos o tres yardas más tras el primer impacto. Añade Bell que los running backs son los jugadores con mayor desgaste físico dentro de los emparrillados y que su valor en el mercado está infravalorado.
Por otro lado, los Steelers históricamente no ofrecen garantías en los contratos a largo plazo –más aún si se trata de jugadores con antecedentes por suspensión-, aunado al tope salarial de la franquicia para 2018 y la necesidad de mantener en buenos términos a una de las mejores líneas ofensivas de la liga. Por ello, a pesar de que saben el gran valor que significa para su ofensiva, no han logrado convencer al corredor con propuestas de hasta 70 millones de dólares para las próximas cinco temporadas (alrededor de 14 MDD anuales).
Si bien el debate podría extenderse entre qué tanto subestima cada una de las partes su dependencia de la otra (el exRB Jerome Bettis ya tocó este punto) el eje fundamental de esta disputa contractual se pasa por alto y puede significar un antes y un después en la historia de la NFL: el cambio de paradigma del mercado de los running backs.
No es nuevo para nadie que la posición de RB es una de las más volátiles dentro de la liga y podría parecer incluso la que más oportunidad de reemplazo ofrece, ya sea dentro del Draft o de la Agencia Libre. Sin embargo, para Le´Veon Bell –quien en mi personal opinión es el mejor corredor de la NFL por mucho– la lucha por mejorar las condiciones de su contrato ha pasado a significar una verdadera lucha por la comunidad de corredores.
Equiparo a Bell con un justiciero por su búsqueda por terminar con la desigualdad entre posiciones en la NFL. Como ejemplo, un QB de bajo perfil como Ryan Tanehill ganó 4.7 MDD más en 2017 de lo que ganará el mejor RB de la liga en 2018 (14.5 MDD por segundo año consecutivo a través de la etiqueta de franquicia).
Bell ha encontrado su principal apoyo en jóvenes talentos como Todd Gurley de los Rams y Alvin Kamara de los Saints; este último incluso comentó que Bell está pavimentando el camino para hacerlo rico en el futuro. Por otro lado, corredores como Zeke Elliott, que están llegando al final de su contrato como novatos, podrían encontrar en esta disputa los elementos para negociar mejores condiciones en sus acuerdos a largo plazo con sus respectivos equipos.
Como asiduo miembro de la Steeler Nation, mi deseo es ver a Le´Veon Bell retirarse como el número 26 de Pittsburgh y presenciar en el offseason 2019 un arreglo conveniente entre él y la franquicia; sin embargo, tras las declaraciones de su representante Adisa Bakari y la incapacidad de negociación de ambas partes durante más de dos años, me temo que estaremos presenciando la última temporada del corredor como parte de las Killer B´s y, con suerte, una nueva era en la posición de running back.
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