Anterior a Lebensborn fue la organización “Madre e Hijo”, creada un año antes, que se encargaba de acoger a los niños de madres solteras, de los que el estado se hacía cargo de su cuidado. De este modo se trataba de reducir el número de abortos, entonces ilegales, y aumentar del número de futuros soldados para Alemania.
El objetivo del Lebensborn era expandir y depurar la raza aria, para convertirla en la raza predominante en Europa. Para esa “purificación de la raza” entró en vigor en 1934 la Ley para la Prevención de la Descendencia Genéticamente Enferma, que incluía planes para la castración o la "eutanasia" a los alemanes que sufrieran determinadas minusvalías, de los que Hitler opinaba que eran como “tumores o parásitos” que amenazaban la salud de la raza aria y que suponían un coste económico que no debía soportar el estado. En 1941 por orden del Führer se puso en marcha la Operación Aktion-T4, un programa secreto de exterminio con el que se asesinó más de un cuarto de millón de personas.
La organización creó unas quince clínicas, en Alemania y en los territorios ocupados. Algunas de las más relevantes se encontraban en Suecia y Noruega ya que consideraban que formaban parte importante del tronco nórdico de la raza aria, el más puro y superior a todas. La clínica más importante se encontraba en Wernigerode, un pueblo cercano a las montañas Harz. El primer hogar Lebensborn abrió en 1936, en Steinhöring, un pequeño pueblo a escasos kilómetros de Múnich.
En las clínicas se seleccionaban a hombres pertenecientes a las SS que fueran atléticos, de ojos claros y pelo rubio que preñarían a miles de mujeres voluntarias que fueran "racial, biológica y hereditariamente valiosas", con el fin de engendrar niños racialmente puros. No existen datos totales, pero en esas clínicas pudieron nacer en torno a 20.000 niños, que pasarían a ser propiedad del Estado.
La sistema también gestionaba cinco orfanatos en los que se acogía a niños abandonados y a otros que eran arrebatados a sus familias y que cumplían con las características arias. Esos niños eran dados en adopción a nazis de reconocida afección al régimen, especialmente miembros de las SS.
Sobre estas acciones Himmler escribió:
Es nuestro deber tomar a los niños que encontremos para sacarlos de su entorno… debemos ganar la buena sangre para nuestro fin y darles un lugar en nuestro pueblo o destruirla.Los primeros niños secuestrados para el programa Lebensborn estaban entre los eslavos y fueron polacos. Según el gobierno polaco, durante la guerra fueron secuestrados entre 150.000 y 200.000 niños. Cifras similares se dieron en territorios como algunas de las repúblicas soviéticas o el protectorado de Bohemia y Moravia, la actual República Checa. Trece de los noventa y ocho niños del pueblo de Lidice, represaliados por el asesinato de Reinhard Heydrich fueron seleccionados por el Lebensborn, el resto fueron deportados y asesinados.
Los niños eran trasladados a Lodz, en Polonia, donde médicos y personal sanitario determinaban el “valor racial” de cada niño. Los niños que pasaban el filtro hasta los cinco o seis años, eran enviados a los orfanatos donde eran debidamente “arianizados”. Se les falsificaban todos sus datos personales, indicando eran huérfanos de padres alemanes y les cambiaban sus nombres por otros germanos. De este modo se les borraba toda relación con su nacionalidad e idioma. Como parte de la "arianización" se realizaban experimentos, como intentar aclararles el pelo mediante rayos ultravioleta. Tras la readaptación eran entregados a su familia adoptiva que se encargaría de educarlos en el nacionalsocialismo.
La organización fue llevada a juicio en Núremberg, pero los responsables, con su director, Max Zollman a la cabeza, fueron declarados inocentes y consideró que tan solo fue una institución caritativa de la SS.
Tras la guerra, los noruegos fueron los niños del Lebensborn los más perjudicados. Sufrieron el rechazo al ser identificados, tanto ellos como sus madres, con el nazismo y el colaboracionismo. Muchos de ellos fueron internados en orfanatos y centros mentales, donde sufrieron innumerables vejaciones incluso del mismísimo gobierno noruego. Muchas madres ocultaron su participación en el Lebensborn para evitar el rechazo y hasta muchos años después esos niños no supieron de su origen y otros aún lo desconocen.
En 1947 los aliados investigaron los archivos del Lebensborn y se entrevistaron con muchos de esos niños para saber si los que fueron robados querían volver a casa o no, pero, o los más pequeños no recordaban su pasado o los más mayores se consideraban totalmente alemanes debido a la germanización a la que fueron sometidos. Apena el 15% de los niños robados pudieron ser devueltos a sus auténticas familias.
Los sentimientos de los que crecieron conociendo su origen, van desde la ira hacia sus madres, porque les habían mentido o abandonado, pasando por vergüenza hasta sentirse parte de una élite orgullosa de ser hijos del programa Lebensborn. En 2005 muchos de esos niños se agruparon en la asociación Lebensspuren (Huellas de Vida).
Para saber más:
Lebensborn, de Jo Ann Bender
La selección de la raza aria, de Juan José Abad
La Segunda Guerra
El País
Mundo Diversal
BBC