Revista Deportes
Finlandia está en la gran final del Mundial por primera vez desde 2007 tras pasar por encima de una Rusia individualista, egoísta y totalmente desordenada. Vehanen se anotó un shutout tras un verdadero partidazo y Mikael Granlund anotó el que posiblemente sea el gol del año.
Finlandia 3 - 0 Rusia
(0-0, 1-0, 2-0)
Todo estaba listo para el 2º partido del torneo entre estas dos selecciones. El 3-2 en el primer partido para los finlandeses, después de los shootouts, no iba a afectar en absoluto a una selección que venía de eliminar a Canadá en cuartos.
Los rusos salieron enchufados y controlaron el puck durante los primeros 5 minutos, en los que crearon cierto peligro en la meta de Vehanen. Pero ya está. El sistema defensivo de los finlandeses se encargó durante los 55 minutos restantes de desactivar el ataque de los Ovechkin, Kovalchuk y cía, y casi se podría decir que Finlandia jugó con tranquilidad.
El marcador no se movió en la primera parte y la segunda comenzó con un par de ataques rusos que daban la sensación de un cambio en el desarrollo del partido. Tampoco. Los atacantes de rojo se iban desesperando y comenzaban las acciones individuales y, a veces, sin sentido, como las salidas de Ovechkin, que pretendía atravesar el mar de sticks fineses sin ayuda de nadie. A los 5 minutos iba a llegar la genialidad de la gran promesa del hockey finlandés. Mikael Granlund recibía el puck en el carril de detrás de la portería, regateó a un defensa y, para sorpresa de todos, ejecutaba un lacrosse al más puro estilo Mike Legg que se coló por la escuadra de Barulin. Una genialidad que tardó sólo unos minutos en dar la vuelta al mundo.
Los rusos no se recuperaron jamás del golpe y empezaron a desesperarse. Con la ayuda del egoísmo individualista de los rusos, Finlandia recuperaba fácilmente en el puck y lo manejaba a su gusto hasta el final del 2º período, que sería clavado al inicio del 3er período.
Y en 10 minutos, dos goles para mandar a los rusos fuera de la final. Primero Lajunen y después Immonen, quién si no, en PowerPlay, ponían el 3-0 definitivo para establecer en el marcador lo que se estaba viendo sobre el hielo, una superioridad aplastante del equipo de Jalonen.
El domingo espera Suecia, la gran rival, en una final que promete ser de infarto, con dos porteros en racha, Vehanen y Fasth, y con dos filosofías distintas.