Revista África

Lecciones africanas de grandeza

Por En Clave De África

(AE)
No se preocupen, gentes de buena fe, que esta noticia tampoco la encontrarán en la portada de su periódico preferido a la hora del desayuno.. quizás lean algo en algún medio más alternativo o con un aura más internacional (a la BBC por ejemplo, nunca se le escapan tales guiños, pero esto es harina de otro costal)

En su discurso post-referendum y antes de conocer los resultados del mismo, el

Lecciones africanas de grandeza
presidente del Sur Sudán Salva Kiir Mayardit hizo un llamado a los sursudaneses para que perdonen las injusticias cometidas por el Norte. Quienes conozcan la historia de Sudán o simplemente quienes hayan seguido los posts de los últimos días habrán podido comprobar las grandes afrentas que ha tenido que aguantar la población del Sur en los últimos siglos. Es por esto que la grandeza de un líder que pide a su pueblo que perdone de una vez a su enemigo ancestral se agiganta aún más teniendo en cuenta la profundidad de las heridas causadas en siglos de lucha y discriminación.

Cuando en otros sitios parece que se da rienda suelta al gen de la crispación con rencillas, recuerdos, amenazas, eslóganes y consignas... aquí los “incivilizados africanos”, esos que sólo acaparan titulares cuando son sangrientos, caníbales o corruptos, de pronto se arrancan por bulerías y nos dan una lección de humanidad, de saber estar y de saber también liderar a un pueblo y librarlo de alguno de sus lastres.

Con los resultados al parecer apabullantes en favor de la separación, estoy seguro que a más de uno (no digo nombres, pero tener tengo cientos en la cabeza de un "civilizado" país que yo me sé) de los que se llaman líderes políticos le embargaría la emoción revanchista y se le ocurriría pegarle – de palabra o de obra – una patada en el culo precisamente a aquellos que durante generaciones han impedido el proceso y el avance de este pueblo, pero mira por dónde Salva Kiir deja de lado cualquier reproche por duro, justificado y trágico que pueda ser y aboga por enterrar tantos fantasmas del pasado y por pasar página de una vez por todas.

Algunas veces, cuando la gente que me ha oído hablar de África me confrontan con el hecho de que en este suelo ha habido las guerras más crueles y sangrientas de los últimos años (como si no hubiera otras guerras más solapadas en nuestros terruños occidentales), yo les digo que puede ser verdad, pero que al mismo tiempo he podido ver aquí en este continente gente que tendría miles de razones para estar amargados y condenar al mundo y a tanto hijo-de-su-madre que hay por ahí suelto por las injusticias que les ha tocado vivir, pero han decidido no dar margen al rencor y han querido perdonar a los que les han afrentado, incluso a los que mataron a la familia de uno como aquella monja de Ruanda que pudo abrazar y perdonar al preso que había matado a su padre. Como citaba en la película Invictus un imponente Morgan Freeman haciendo de Mandela: “el perdón libera el alma, suprime el miedo... es por eso que el perdón es un arma tan poderosa.”
Es grande la violencia y el desamparo que a veces siente el ser humano, pero más grande y excelso es el corazón que – de manera libre y voluntaria – encuentra fuerzas para perdonar y destruir la espiral del mal.


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