Revista Viajes

Lecciones chinas

Por Marikaheiki

 Un poema de Nicole Delgado (Puerto Rico) 

dice el tao:
sólo un cuenco vacío puede llenarse
por eso
no volví a visitar
al hombre rubio que vive junto al río
aunque juntara leña y preparase sopa
y me abrazara de noche en otro idioma
por eso dejé de buscar el azar
que me llevara a encontrarme por azar
con mi vecino
aunque tuviera el pelo largo, un perro
y me regalara flores
por eso ya no sonreí a los músicos, los artesanos
aunque el pueblo se llenara de viajeros hermosos cada jueves
y la noche estuviera abierta y alguno de ellos
quisiera después cocinar el desayuno
por eso no volví a levantar vagabundos en la calle
hombres-luz con los ojos
heridos de viento y los zapatos rotos
hombres que dibujaban transeúntes en una libretita
hombres vagabundos empuñando una gubia
silbando hojas muertas en el parque central
hombres vagabundos que me sedujeron tanto
por eso quemé mis diarios
y destruí el deseo inconcluso
que me ataba a los hombres que no me hicieron caso
ellos también ocupaban demasiado aire dentro de mí
por eso dejé de atragantarme de culpa o desamparo
y dejé que se fueran por fin
los hombres que hace tiempo se habían ido
su fantasma con eco
su cola de cometa muerto
su viejísimo reclamo fermentado
ya no quise
ya no pude
piel de albergue
corazón de alcohólicos anónimos
filántropa aventando carne a los perros con sarna
cerré por remodelación el cántaro
los eché (dificultosamente) a todos de mi casa
crucé mis piernas transitadas
en forma de loto marchito
escuché por fin mi vulva silenciosa
reconstruí mis dientes y dormí
toda la noche
sólo entonces
mi cuerpo vacío
fue bello
nuevamente


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