Revista Salud y Bienestar

Lecciones de Anatomía…social: el istmo de las fauces

Por Pedsocial @Pedsocial

Lecciones de Anatomía…social: el istmo de las faucesDesde que lo oí por primera vez, lo del istmo de las fauces me resultó como un lugar extraordinario, mítico, y hasta feroz. El istmo de las fauces suena como el paso de Natersa, la puerta de Tanhauser o las del propio infierno: un lugar de fantasía medieval, gótica, terrible, al que atravesar con dificultades. Peor que los estrechos de Scilla y Caribdis…

Pero el istmo de las fauces es un lugar anatómico conformado por los pilares amigdalares, cuando la boca da paso a la faringe: la garganta, el “gargamalló” en catalán. Habitualmente paso franco del aire de la respiración y de los alimentos.

Hace poco se preguntaba “El médico de mi hijo”, Jesús Martínez Alvarez: “¿Por qué les preocupa a los padres tanto la garganta?” y se respondía a si mismo diciendo que  es “porque la garganta la ven”. Cierto. Pero mi respuesta de antropólogo médico ha sido que, probablemente, por un miedo atávico, retenido en la mente colectiva. Miedo al “garrotillo”, miedo a las amigdalitis estreptocócicas, a la angina o las anginas más o menos ominosas.

Como tantos pediatras, durante años los depresores de lengua de madera han figurado como parte de mi equipo standard de exploración. Mi padre, pediatra de la primera mitad del siglo pasado, diseñó e hizo construir un depresor de acero inoxidable provisto de unas abrazaderas que albergaban una linterna y que tenía un mango que permitía manejarlo con una sola mano como si fuera una pistola. Algo parecido a un laringoscopio convencional. Muy útil en sus manos. Ahora se lleva usar la linterna del móvil y un poco de persuasión.

No creo que hay dejado de mirarle la garganta a ninguno de los miles de niños que he explorado en mi largo periplo profesional. Con la experiencia aprendí a dejar esa exploración para el final para evitar llantos y pataleos, habituales en los preescolares cuando alguien quiere meterles algo en la boca y provocarles arcadas. También aprendí que a los niños que han sido atendidos anteriormente por pediatras expertos es mucho más fácil mirarles la garganta dejando que ellos sujeten el “palito” y pidiéndoles que, simplemente, abran la boca y digan “Aaaah!”.

Mi mencionado largo periplo profesional me dio la oportunidad de ver anginas diftéricas, con las ominosas placas casi cerrando el paso del aire, varios cientos de amigdalitis que probaron ser estreptocócicas y muchísimo más, miles, de faringitis con exudados de origen viral. Seguro que la mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de la difteria, aunque queda un recuerdo de que algo que afecta a la garganta puede ser peligroso en los niños.

Pero el “lore“, el conocimiento popular está, sobre todo, en que cuando en las amígdalas hay placas de exudado, los médicos recetan antibióticos. Y los antibióticos quieren decir eficacia. Una buena parte de la antibioticoterapia innecesaria la han motivado los exudados faríngeos. Y la consecuencia es la creciente resistencia bacteriana a los antibióticos.

En algún punto de mi formación, mi bacteriólogo favorito me convenció de que, en la garganta, en el istmo de las fauces, hay una abundante y rica flora bacteriana, toda ella saprofita y, por tanto, inocua. Las excepciones son el mencionado Estreptococo β-hemolitico Tipo A, el también referido Bacilo Difterico (Corynebacterium diphtheriae)y luego ya los mucho más raros como las antiguas Pasteurelas, de la peste (Yersinia pestis) y la Turalenseis (Francisella tularensis). Y el gonococo (Neisseria gonorrhoeae). Todo lo demás, aunque estén presentes en los cultivos faríngeos (Haemophilus, Pneumococos, etc.) no deben considerarse como responsables de patología faríngea, de anginas.

Como difteria hay poca (no debiera haber ninguna) y la peste también es rara, lo suyo es hacer un strep-test y solo si es positivo pensar en el tratamiento antibiótico.

Socialmente hay que desactivar el istmo de las fauces como el ominoso pasadizo y puerta de las infecciones. Aunque pique la garganta.

X. Allué (Editor)


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