Revista Cultura y Ocio

Lecciones instructivas

Publicado el 07 diciembre 2022 por Malama
Lecciones instructivasPodría ser el título para resumir algunas de las muchas conversaciones que vengo disfrutando hace décadas de Pedro Álvarez de Miranda, con quien esta mañana hablaba en la Librería Boxoyo de Cáceres —recibidos por Jaime Naranjo García— de nuevo sobre libros, y de una copiosa y útil Biobibliografía de Escritores Canarios (Siglos XVI, XVII y XVIII), de Agustín Millares Carlo y Manuel Hernández Suárez, que, entre 1975 y 1992, sacaron adelante en seis tomos El Museo Canario, La Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas y, finalmente, Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Salió de nuevo en la conversación lo útil que nos ha resultado aquella bibliografía que dedicó un tomo completo —el IV— a «Iriarte» —Juan de Iriarte, el tío, Bernardo de Iriarte, Tomás de Iriarte, sus dos sobrinos, y Fray Juan Tomás de Iriarte—, como si fuese una letra. Salió, sí, aquello porque me compré en la librería de Jaime un ejemplar de las Lecciones instructivas sobre la Historia y la Geografía. Obra póstuma de Don Tomás de Iriarte dirigida a la enseñanza de los niños (Sevilla, Reimpresa en la oficina de El Sevillano, 1842). Desde luego no iba a ser ninguna rareza una de las sesenta ediciones —sí, sesenta— que desde 1794 hasta 1884 registraron Millares Carlo y Hernández Suárez, y entre las casi cuarenta que recogió Francisco Aguilar Piñal en su Bibliografía de Autores del Siglo XVIII (1986), con varios ejemplares no localizados. Un libro que «hoy no tiene valor» —dijo Emilio Cotarelo y Mori en su gran estudio Iriarte y su época (1897)—, y que, sin embargo, después de consultar compendios tan exhaustivos, no encuentro por ningún lado. No encuentro referencia alguna a mi edición sevillana de 1842, que, además, presenta en su portada una enigmática mariposa coloreada como insólito distintivo de impresor. Seguro que algún propietario coloreó la imagen que no sé de dónde habrá salido. Tampoco este ejemplar del que nadie —por el momento— da noticia y a cuyo escaso valor se suma ser una rareza que habrá que confirmar, y lo interesante de comprobar en su lectura cómo para un ilustrado como Iriarte se fijó en la niñez el comienzo de la necesidad de trasmitir a esa edad conocimientos básicos de la historia de la religión y de la patria, y de la tierra que se pisa, para que se puedan leer «cuando no con provecho, a lo menos sin daños del corazón y del entendimiento» (pág. 10). Curioso. Lecciones instructivas.

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