El pasado Domingo, en el transcurso de un encuentro futbolístico en Barranquilla entre el Atlético Junior y el Deportivo Pereira, a tan sólo 20 minutos del final del partido, una Lechuza común (Tyto alba) se coló en el terreno de juego. La mala fortuna hizo que el animal recibiera un impacto con el esférico, dejándola aturdida en el campo, pero fue una vez más el ser humano el que se ocupó de trazar un trágico final para una historia que pudo quedarse tan sólo en una anécdota (y en un susto para la lechuza).
El jugador panameño Luís Moreno, se supone que con propósito de alejar al ave del terreno de juego, no dudó en propinar una poderosa patada al animal, hecho tras el cual el ave fue rescatada por las autoridades y trasladada a una clínica veterinaria. La lechuza respondió bien a los tratamientos que se le administraron el día del accidente, no aparecían fracturas ni lesiones graves, tan sólo un cuadro de estrés del que mostró una recuperación favorable, mostrándose lista para ser reinsertada en su medio natural. Pero lamentablemente esta historia no acabó bien. La madrugada del Lunes, cuando se disponía a ser liberada, el ave entró en un estado de shock del que ya no se recuperó.
Según el profesional que la atendió, sufrió un desequilibrio de su metabolismo provocado por la acumulación de ácido láctico, hecho bastante común en ciertas aves cuando estas se encuentran en situaciones prolongadas de estrés, provocándole al poco tiempo una parada respiratoria. Aquí tenéis un vídeo que explica parte de los hechos (la imagen de la patada es bastante cruda):
¿Mala suerte o mala leche? Yo lo tengo claro, ¿y tú?
La lechuza en cuestión parece ser que estaba instalada en el techo del estadio "Roberto Meléndez" de Barranquilla, siendo además considerada como la mascota del Junior desde hacía varios meses. Lo siento pequeña, ojalá no hubieras vivido un final tan espeluznante como absurdo.
Abrazos fieros para todos.