Revista Cine

Lectura de mesilla versus lectura de cercanías

Publicado el 19 febrero 2019 por Esti @estipuntobpunto
Hay gente que se pasa veinte años de su vida trabajando en el mismo sitio, con el mismo horario y las mismas labores diarias.
Yo, por no pasar, no paso ni seis meses yendo a la misma oficina. En cuanto toca escribir capítulos, los guionistas emigramos a nuestras casas, nos ponemos los pijamas más roñosos que haya por casa y no volvemos a las oficinas de las productoras hasta que nos obliguen pongan una reunión. Por este motivo mis lecturas de cercanías se han ido transformando en lecturas de mesilla de noche. Ya casi no voy a la productora, ya no madrugo tanto, ya no paso dos horas al día en medios de transporte diverso así que tendré más tiempo para ir a baile, para leer, para tener la casa limpia como los chorros del oroJAJAJAJAJAJAJA. No.
No sé vosotros pero yo el tiempo libre lo uso en la nada. Hasta leo menos porque entre leer algo antes de dormir o ver un true crime mierdero en Netflix, demasiadas veces gana el segundo. Tengo la fuerza de voluntad de un calamar, qué se le va a hacer. Aún así, me las he ido apañando para leer esto en los últimos meses:

Relatos de Henry James 
El año pasado cayó en mis manos un recopilatorio de cuentos titulado "La pierna perdida del capitán Acab". De todos los incluidos en el libro me gustó especialmente uno de Henry James titulado "Un error trágico". Así que cuando ojeando libros en la FNAC me topé con éste me dije: "pues me lo compro". Luego me di cuenta (a estas alturas ya os habréis dado cuenta de que no soy muy metódica que digamos) de que "Un error trágico" no estaba incluido en esta antología. Un hurra por mí.


Lectura de mesilla versus lectura de cercanías
Siempre que iba al teatro hacía uso de unos delicados pero potentes anteojos. Sabía que era un acto impropio de un hombre verdaderamente distinguido y que era una falta de consideración apuntar hacia una dama un instrumento que era tan solo algo menos lujurioso en sus efectos que una pistola de dos cañones; pero siempre le vencía la curiosidad.
Seguro que muchos de vosotros habréis leido "Otra vuelta de tuerca" o al menos conoceréis la novela de oídas. James es un experto en contar los alrededores de una historia sin nombrar nunca el meollo de la cuestión. Eso, perfecto para una historia de fantasmas, también viene muy bien a la hora de hablar de las reglas no escritas de la alta sociedad de su época. El primer cuento de esta recopilación, "el cerco de Londres" comienza con el reencuentro de la americana Nancy con un viejo amigo, el inglés Littlemore. Nancy tiene un pretendiente de la alta sociedad inglesa y está deseando medrar en el país, pero le preocupa que llegue a saberse su turbulento pasado amoroso. Todo el relato gira en torno a qué es lo que sabe Littlemore y si llegará a contarlo, mientras el pretendiente de Nancy, ella, la familia del pretendiente... murmuran y juegan sus sutiles bazas.
Si os gustan los grandes giros, la acción, la violencia... este libro no es para vosotros. Otro de los relatos más bonitos (y lentos, que todos son lentos, para qué nos vamos a engañar) de la antología es "Lo real", la historia de una pareja bella, elegante y arruinada que se ve obligada a buscar trabajo para sobrevivir. Se ofrecen como modelos para un dibujante, pero él descubre que su criada, experta en imitar a cualquiera y que le sirve para hacer tanto de aristócrata como de lo que surja, es mejor modelo que los dos auténticos aristócratas, incapaces de ser otra cosa que ellos mismos y que acaban trabajando justo en todo lo contrario: como criados.
 
Para compensar tanta damisela en apuros, tanto caballero preocupado por el qué dirán, tanto reloj de bolsillo y tantos anteojos delicados pero potentes, mi siguiente lectura fue:
El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza
Que los dioses te guarden, Fabio, de esta plaga, pues de todas las formas de purificar el cuerpo que el hado nos envía, la diarrea es la más pertinaz y diligente.

Lectura de mesilla versus lectura de cercanías
Leí este comienzo y pensé: ¿diarrea?, ¿pedos?, ¿un tipo que se llama Pomponio Flato? Esto promete. Esta especie de "Vida de Brian" versión Eduardo Mendoza empieza muy bien: situaciones rocambolescas, una trama detectivesca entretenida y Mendoza siempre ingenioso. Pero según va avanzando el libro la historia va perdiendo interés, la trama de intriga te va dando cada vez más igual y, lo que es peor, te ríes menos. Da la impresión de que al propio Eduardo Mendoza le pasó lo mismo, que conforme iba acercándose al final de su novela, menos interés tenía en ella.
Además, es inevitable acordarse de "Cordero", de Christopher Moore, también ambientada en la infancia ficcionada de Jesucristo. Pero el libro de Moore, aunque irregular como el de Pomponio Flato, tiene ambición, se atreve a tratar temas más serios y esto hace que al menos mantengas las ganas de saber cómo acabará. Así que si te apetece una comedia romana/cristiana, recomiendo antes "Cordero" que "El asombroso viaje de Pomponio Flato".
Humo y espejos, de Neil Gaiman
Siguiendo esa técnica tan elaborada consistente en:
A. elegir un autor reconocido del que no haya leído nada y luego...
B. sacar de la biblioteca el libro que quede disponible...
...acabé llevándome la recopilación de cuentos "Humo y espejos" de Neil Gaiman a casa. La mayoría de los relatos son encargos que han ido haciendo a Gaiman a lo largo de su carrera y, vista la variedad, Gaiman es de esas personas que dicen a todo que sí. Oye Neil, ¿me mandas un relato para un libro homenaje a Lovecraft?; Neil, ¿no tendrás por ahí suelto un cuento sobre el Santo Grial?; Neil, oye, mira, que somos de Playboy, ¿te interesa escribir un relato para nosotros?; Neil, soy yo otra vez, que sacamos otro libro sobre Lovecraft...
Lectura de mesilla versus lectura de cercanías
Como primer acercamiento al universo de Gaiman, no ha estado mal. Aunque de 400 páginas y chorrochientos cuentos me quedo solo con dos, que son los que un mes más tarde aún recuerdo. El primero es una historia de andar por casa sobre el Santo Grial. Una típica anciana anglosajona de esas que hace tartas y té, y que compra compulsivamente en los mercadillos, adquiere en el ejército de salvación (ong protestante que en Inglaterra y por ahí tiene montones de tiendas de objetos de segunda mano) una copa muy cuca que resulta ser el Santo Grial. Al poco aparece en su casa el caballero Galahad, en brillante armadura y a lomos de un corcel blanco, para convencerla de que se lo dé. Pero las ancianas con afición a coleccionar cacharrería son cabezotas y a Sir Galahad le va a costar persuadirla.
El segundo cuento que me encandiló es una versión perversa de Blancanieves basado en una idea muy divertida: ¿y si Blancanieves era blanca como la nieve porque era un vampiro?, ¿y si la versión que nos ha llegado del cuento es la de la propia Blancanieves, que fue la que venció, pero la buena de la historia era en realidad su madrastra?
La actualización de mitos y cuentos, la violencia (demasiadas veces gratuita) y los puntos de partida originales se repiten en este recopilatorio. Pero no me acaban de convencer los desarrollos de las historias ni tampoco los de los propios personajes, muchas veces simplones. ¿Me he equivocado con este libro y tengo que dar otra oportunidad a Gaiman?, ¿qué me recomendáis de él?
Ciencia ficción rusa y soviética volumen I, varios autores
Lectura de mesilla versus lectura de cercanías
En Reyes me regalaron este libro de portada preciosísima que incluye una selección de relatos de pioneros del género. En él hay muchas historias de ciencia ficción especulativa sobre cómo sería la vida en un hipotético futuro. Relatos que recuerdan a películas como "La vida futura" (que está en Filmin, por cierto), con poco hilo narrativo y mucha descripción de cómo se supone que será  el porvenir, aunque no aciertan ni de casualidad. Para mí los relatos más interesantes son los que van más allá de tanta descripción y cuentan una historia. Como en "Una tarde en el año 2217", de Nikolai Fiodorov, una distopía sobre una sociedad aparentemente idílica, estable y rica, pero que ha conseguido esa estabilidad a costa de sacrificar la libertad individual de sus gentes. Fiodorov estaba radicalmente en contra del comunismo y plasmó sus miedos en este relato, descorazonador:
- Me dan envidia esos individuos tan libres de antaño. Tengo celos de sus desventuras, de su hambre, y del frío de sus campesinos. Eran tan libres, tenían el mundo a sus pies, eligiendo si querían trabajar, o si no querían hacer nada, tal y como les venía en gana.
- ¿Y eso es lo que te da envidia, tener la libertad de morirse de hambre?- escupió Liuba.
- Pues sí, tener la libertad de morirse de hambre.
Pero ojo, que no todos los rusos son unos tristes de la vida. "El viaje científico a la isla de los osos" de Oleg Ivanovich Senkovski, cuenta cómo unos investigadores encuentran unos jeroglíficos en Siberia (sí, en Siberia) en los que se relata el fin de una civilización ruso/egipcia anterior a la caída de un metorito que acaba con ellos. Si este comienzo os parece disparatado, la historia que se cuenta en los jeroglíficos lo es aún más, con un señor más preocupado porque su prometida no le ponga los cuernos que por salvar la vida antes del desastre.

Y vosotros, ¿conseguís leer antes de iros a dormir o, como yo, acabáis viendo un docu reality malillo sobre Ted Bundy?, ¿qué me recomendáis de Nei Gaiman?


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