Revista Cultura y Ocio

Lecturas de enero

Publicado el 03 febrero 2014 por Miguelmerino

Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.

Francis Bacon

Cierta boticaria, algo desquiciada, que se niega a recetar a las viejas asmáticas, ha iniciado una serie de entradas (de momento sólo una) con sus lecturas mensuales. Y yo, después de una profunda reflexión, dije:

- ¡Coño, qué buena idea! Seguro que se me ocurrió a mí y esta ladina me la robó aprovechando mi convalecencia.

Bueno, pues una vez convencido de que la idea es mía: ya no tengo ningún reparo en hacer una entrada igual, pues la que me ha copiado ha sido ella. Ya sé que algún malpensado creerá que es una excusa para disimular mi falta de inspiración, pero, a esa acusación, no pienso contestar. Sería darle carta de naturaleza.

Bueno pues estas son mis lecturas de enero:

Identidades asesinas, de Amin Maalouf, ensayo.- Este libro pretende explicarnos la locura que hace que la humanidad se mate entre sí, como decían los viejos carlistas: por dios, por la patria y por el rey. Vamos, por la religión, la lengua o cualquier otro modo de asociación. Lo cierto es que el libro está lleno de obviedades. Resumiendo mucho, viene a decir que se evitarían esas identidades asesinas si todos asumiéramos nuestras múltiples identidades y no dejáramos que unas prevalecieran sobre otras. Si eres musulmán y vives en Europa, asume las dos identidades, que ninguna de las dos es destructiva per se. Es decir: cultura, cultura y cultura. Pero claro, como se inculca eso en una cabeza cuadrada. Desde luego no con un libro como éste.

El francotirador paciente, de Arturo Pérez-Reverte, novela.- La última novela del Reverte. Buena, como todas las suyas (Con Reverte como con Sabina, a la mierda la objetividad). Con la excusa del mundo del grafiti, nos cuenta una historia de falsos azares, trama cuasi detectivesca, venganzas agazapadas y un final que puede sorprender o no, pero que al final dices: es que tenía que ser.

Cuentos prohibidos, de D.H. Lawrence, cuentos.- Se trata de cinco cuentos, cinco, al puro estilo de D.H. Lawrence. No sé si fueron escritos antes o después de su famosa Lady Chatterley, pero de alguna forma o la preconiza o se han caído de ella. El cuestionamiento de las convenciones sociales, de los roles sexuales estancos forman parte de la trama de todos y cada uno de los cuentos. El paso del tiempo no les ha hecho mucho bien, pero se dejan leer.

El derecho a la pereza, de Paul Lafargue, ensayo.- Un ensayo de este yerno de Karl Marx que sólo por el título, ya merece la pena leerse. Este libro viene incluido en el último disco de Javier Krahe: Las diez de últimas. A mí, que elogie la pereza siempre me parece bien. En este libro se hace desde el punto de vista de la lucha de clases y preconizando ya que la superproducción capitalista es un error. Es fácil de leer.

Historia de una Maestra, de Josefina Aldecoa, novela.- Relectura de esta estupenda novela. La protagonista nos cuenta en primera persona sus vicisitudes como maestra en una época convulsa de nuestra historia; la que va de los años veinte al advenimiento de la Segunda República. La lucha entre los que quieren seguir teniendo un pueblo de ignorantes para manipular y los que saben que la única manera de sacudirse las cadenas es mediante la educación y la cultura. Lectura muy recomendable.

La bruja de abril y otros cuentos, de Ray Bradbury, cuentos.- Cuatro pequeños relatos de este autor de ciencia ficción. Una habitación que se ajusta a los pensamientos de sus inquilinos; sirenas de faros que se relacionan con monstruos marinos; tensiones raciales en Marte; brujas que quieren conocer el amor, aunque sea de manera vicaria. Cuatro estupendos cuentos que te dejan pensar un poco. Buena lectura.

El huevo del juicio, de Camilo José Cela, artículos.- Relectura de estos estupendos artículos de don Camilo, el del premio. Aquí nos da una muestra de “las andanzas y malaventuras de mis casi nunca contritos y casi siempre zarandeados personajillos de humo y miseria y oropel”. Una forma divertida de acercarse a Cela para aquellos que le cogieron un poco de tirria por sus no siempre bien comprendidas novelas o porque ponen por delante del autor al personaje. Cela siempre es recomendable.

La neurona iconoclasta, de Carmen Rico-Godoy, artículos.- Con Carmen Rico-Godoy tenía una deuda de lectura. Sólo había leído en su día Cómo ser mujer y no morir en el intento, y lo cierto es que ni fu, ni fa. Me pareció un panfleto lleno de tópicos con alguna que otra situación divertida y poco más. Así que cuando vi esta recopilación de artículos me dije que era una buena ocasión de darle una segunda oportunidad. Me equivoqué. Más de lo mismo. Tópicos, humor a cuenta gotas y poco colmillo retorcido, a pesar de que presume de ello. Totalmente prescindible.

Pues estas han sido mis lecturas de enero. Si a alguien le parece mucho ocho libros, que no se asuste. Sólo hay dos novelas no excesivamente largas y el resto son libros que se leen muy bien, con no muchas hojas y que puedes coger y soltar en una guagua, la consulta del médico, o haciendo cola ante cualquier ventanilla.


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