Regresamos tras la breve pausa veraniega con una lectura impactante: El año de los 4 emperadores, un cómic atípico por su formato y su estilo narrativo, un ejercicio experimental pero sorprendentemente accesible, que parte desde el humor para convertirse en una carga de profundidad contra algunos de los sinsentidos de nuestra realidad cotidiana actual. Más información, a un click.
Uno de los protagonistas de “El año de los 4 emperadores”, Juan López, inaugura un año apocalíptico visionando una película de serie B que mezcla joyas como Mad Max y Zardoz, con vehículos “Monster Truck” con la forma de Snoopy. Bienvenidos al desierto de lo real.
Del comic-book underground a la novela gráfica
Marcos Prior es un autor inquieto, apasionado por los cómics desde la infancia y que bebe de referentes culturales como Marshall McLuhan, Guilles Deleuze o Pierre Bourdieu. Inició su carrera en el mundo del tebeo como miembro del colectivo Producciones Peligrosas, editores del fanzine rAu, firmando diversos guiones bajo el seudónimo Kosinski en colaboración con Artur Laperla (Oropel, Planeta deAgostini, 1996; Mundo Maremoto, La Cúpula, 2000; Raymond Camille, La Cúpula, 2002). Estas obras, ahora muy difíciles de conseguir, surgieron a raíz de cierta explosión del formato cómic-book nacional desde principios de los noventa, un formato que dio sus últimos coletazos con el principio de siglo. Fueron años difíciles para el cómic español y muchos autores de la generación de Ediciones Camaleón o Brut Cómix tuvieron que refugiarse en las pocas revistas de cómic supervivientes. Prior continuó trabajando junto a Laperla en El Víbora hasta el cierre de esta mítica revista, a comienzos de 2005.
Uno de los grandes referentes del autor es Frank Miller, en su faceta de dibujante pero sobre todo de narrador gráfico. No es casualidad que sea en la historia del radical Tobías Cattelan donde se vea mas claramente este influjo, presente incluso en cierto tono del monólogo interior, como puede apreciarse en este ejemplo del proceso de maquetación de las páginas 32 y 33 , posteado por Marcos Prior en su blog (http://marcosprior.blogspot.com.es).
La progresiva liberalización de los formatos desde entonces, propiciada por el fenómeno formal y comercial de la novela gráfica, permite ahora que se abran puertas a autores como Prior, que encuentran terreno libre para la experimentación gracias a la apuesta de editoriales como Diábolo por la libertad creativa en sus títulos. Con ésta editorial publicó Marcos Prior su primer cómic “de autor”, Fallos de Raccord (2008), donde mostró su gusto por la ruptura narrativa, la mezcla de estilos visuales, con un inagotable despliegue de guiños a sus propios referentes estilísticos. Todo ello acompañado de un sentido del humor metarreferencial e intelectual, irónico, crudo en ocasiones. A esta obra siguió Fagocitosis (EDT, 2011), donde compone, profundizando en cierta técnica de collage narrativo junto al artista Danide, un cómic combativ que es muy probablemente la obra más inteligente de las que han surgido en relación con tema del momento, la crisis económica y social que nos acompaña.
Ucronía delirante, realidad inquietante
Año 1999: Los líderes mundiales parecen estar a la altura de las graves circunstancias que se ciernen sobre el futuro de la humanidad y se consigue, de forma unánime, llegar a un acuerdo para crear un organismo internacional con la finalidad de dar solución al desastre que se avecina con el efecto 2000…
Ante tan acuciante problema, la ONU misma establece el cambio de la denominación numérica a una nominación al estilo del calendario chino. Tras varios años (el de la Nube, el del Cielo, el de la Tierra), un consorcio corporativo presiona para darle al siguiente año el nombre del joven y superdotado senador republicano de Arkansas. Esta es la historia del Año de Rick Rickard Jr.
A Rick Rickard Jr. le conoceremos solamente a través de los medios de comunicación: revistas, programas de televisión o páginas web nos narran con cuidada subjetividad su desarrollo como figura pública, sin que pierda nunca su sonrisa “tintiniana”.
En El año de los 4 emperadores Prior juega con tres historias que se entrecruzan a lo largo de doce meses: la del marionetista en paro Juan López, que no sólo comparte nombre con la personalidad secreta de Superlópez y con su creador, sino que homenajea abiertamente su estilo de dibujo e incluso personajes y ambientes del mítico tebeo de Jan; por otro lado, la del exitoso y superdotado gobernador de Arkansas, Rick Rickard Jr., siempre sonriente, cuyas andanzas son retransmitidas por unos muy devotos medios de comunicación; y la de Tobías Cattelan, personaje al límite que decide emprender su propia revolución enfundado en un disfraz de conejo. Las tres líneas se intercalan, mezclando sus estilos y jugando con diversos formatos narrativos.
Las andanzas de Juan López combinan ese estilo de dibujo Bruguera con varias páginas de un curso de autoayuda para fomentar la competitividad del nuevo desempleado, o con un irónico manual para afrontar entrevistas de trabajo.
Una apuesta por la experimentalidad con mensaje
Prior combina los elementos con gran acierto para construir un relato que, pese a su narración rupturista no carece de una estructura lineal y fácil de seguir, con muy buen ritmo y varias capas de mensaje, a cual más trascendental en el momento actual (“¡el que quiera entender que entienda!”). Tal vez corre el riesgo de quedar injustamente relegado al cierto sector minoritario que comparte con el autor tanto referencias estilísticas (en su juego narrativo) como afinidades ideológicas, aunque para cierta generación será sencillo (tristemente) empatizar con Juan López, crítico con el sistema pero demasiado ocupado en sobrevivir dentro de él como para hacerlo frente. Esa posible distancia con el público general, al que en realidad está dirigido, puede subsanarse en buena parte por la atracción que ejerce el bonito formato del cómic, un librito tamaño bolsillo, en tapa blanda y sin solapas, 112 páginas de papel mate, con los bordes de las hojas rematados en color naranja y una llamativa portada del ilustrador Gabriel Corbera, entre el vintage y la psicodelia.
Un libro – objeto en plena era digital, que contiene en su interior páginas web impresas con links que no nos pueden llevar a ningún sitio mientras proclama un mensaje poderoso: la historieta es un medio abierto como pocos otros a la experimentación. Y a pesar del juego formal no pierde su papel de medio, su capacidad incomparablemente intuitiva para transmitir historias e ideas de una forma clara. Ideas, como las de Marcos Prior, que pueden apuntar con una precisión inaudita a las líneas de flotación de un sistema decadente y de la masa apática que lo tolera.
“Los motines quedan pospuestos hasta nueva orden”
Marcos Prior en El año de los 4 emperadores
Raúl A. Astruga
Mercader de historietas en La Parada de los Cómics y miembro de la Asociación Cultural El Planeta de los Cómics.