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Lecturas para la piscina (sí, en noviembre)

Publicado el 04 noviembre 2019 por Esti @estipuntobpunto
Quién sabe, a lo mejor vosotros tenéis cerca una piscina climatizada y mis recomendaciones piscineras no llegan tan tarde (gracias, Vodafone, por haberme tenido sin internet en casa durante un mes). Además este crazy cambio climático hace que el puente de Todos los Santos sea el nuevo Puente de Agosto. De todas formas, para compensar el retraso, en vez de cuatro libros, como es habitual, os traigo cinco. Y todos me han gustado mucho... excepto uno, ¿cuál? Pues seguid leyendo y lo sabréis:
Röhner, de Max Baltinger
Lecturas para la piscina (sí, en noviembre) Creo que soy el fin social de mi amiga F. que, cada cierto tiempo, me regala una novela gráfica con el noble objetivo de culturizarme. Y la jodida suele acertar. Esta vez me regaló un librote enorme (los librotes enormes los leo en casa, ni en el metro, ni en el cercanías, ni en la piscina, lo más lejos que viajan es al baño) titulado "Röhner". Yo lo ví, sonreí y dije: "gracias, un cómic, qué guay" y luego pensé, "esto es muy moderno y muy raro, no sé si me va a gustar". Pues me ha gustado. Y mucho.
"Röhner" es la historia de un tipo metódico, maniático, de costumbres, al que se le mete en casa el típico amigo caradura que le saca de sus casillas de tal manera que Röhner empieza a fantasear con cómo matarle. Apenas hay diálogos, todo es un dibujo aparentemente simple, muy arquitectónico y muy diferente a cualquier cosa que yo haya leído antes. Pesa demasiado para llevarlo a la piscina, pero sí es una lectura entretenidísima, que te ventilas en un par de horas.

Open, de Andre Agassi (y J.R. Moehringer)
¿A que te sentirías en la gloria, Andre? Dejarlo, sin más, no volver a jugar al tenis en toda tu vida. Pero no puedo. No solo mi padre empezaría a perseguirme con mi raqueta por toda la casa, sino que algo en mi fuero interno, un músculo invisible muy adentro, no me deja. Detesto el tenis, lo odio con toda mi alma, y sin embargo sigo jugando, sigo dándole a la pelota toda la mañana y toda la tarde porque no tengo alternativa. (...) Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, me parece la esencia de mi vida.
Lecturas para la piscina (sí, en noviembre) Yo no detesto el tenis. Podría decir que los deportes, a mí, plín. En época de exámenes, en la universidad, llegué a verme alguna final de Roland Garros autoconvenciéndome de que me pondría a estudiar en cuanto terminara el partido, como 3 o 4 horas más tarde. Pero no hace falta que te guste el tenis, ni siquiera el deporte, para disfrutar con esta autobiografía de Agassi. Está escrita de maravilla, Agassi dice al final del libro que el premio Pulitzer J.R. Moehringer fue parte fundamental del proceso y le ofreció firmarlo y él lo rechazó. Llamadme malpensada, a mí todo ese me suena a la editorial pagando muchos dólares a Moehringer y acordando que la portada sean el nombre y la cara de Agassi en primer plano. Independientemente de todo esto, "Open" es un libro en el que Agassi se abre en canal, sin miedo a caer bien o mal. Adoras al niño obligado por un padre autoritario a convertirse en tenista profesional, te da ternura el adolescente que destaca por su manera de jugar y por su look medio punk, coges manía al tenista de éxito rodeado de asistentes, con amigos famosos y una fundación benéfica a su nombre y siempre, siempre, disfrutas leyéndolo.

Cuentos sangrientos, de Emilia Pardo Bazán
Hace un tiempo, servidora trabajaba en una serie que se llamaba "Seis Hermanas", ambientada a principios del siglo XX y que podríamos catalogar dentro del género tacitas de té. De vez en cuando, por eso de documentarnos un poco, leíamos algo de novela de la época y así llegó a mis manos el relato "El revólver", de Emilia Pardo Bazán, una historia sobre maltrato donde el marido guarda un revólver en un cajón bajo llave y dice esto a su esposa:

Lecturas para la piscina (sí, en noviembre)  
Aquí tienes la garantía de que tu vida va a ser en lo sucesivo tranquila y dulce. No volveré a exigirte cuentas ni de cómo empleas tu tiempo, ni de tus amistades, ni de tus distracciones. Libre eres, como el aire libre. Pero el día que yo note algo que me hiera en el alma... ese día ¡por mi madre te lo juro!, sin quejas, sin escenas, sin la menor señal de que estoy disgustado, ¡ah, eso no!, me lavanto de noche calladamente, cojo el arma, te la aplico a la sien y te despiertas en la eternidad.
Ese relato me dio ganas de más y cuando vi en la biblioteca este compendio me dije: para casa. "El revólver" me siguió dejando tan noqueada como cuando lo leí la primera vez, pero hay otros igual de conmovedores, también escritos de manera muy sencilla y explorando lo que rodea a cómo y porqué se comete un delito: "El indulto", "Instintivo", "Un destripador de antaño", "Belona"... Pardo Bazán escribió toneladas de cuentos, y hay más libros que los recopilan temáticamente: "Cuentos de amores" y "Cuentos de verano y otoño". Si los veo por la biblioteca, los cojo.
Mitos nórdicos, de Neil Gaiman
Lecturas para la piscina (sí, en noviembre)
Hace unos meses me leí mi primer Neil Gaiman (chispas) y me decepcionó. Lo mismo me pasó con las series basadas en sus novelas "American gods" (llegué al capítulo 3) y "Good Omens" (no pasé del 1). Pero estoy rodeada de gente que lo idolatra así que saqué de la biblioteca "Mitos nórdicos". Si a mí me encanta la mitología. Fijo que este libro me encanta. Pues no.
En comparación con la mitología griega, tan trágica, tan intensa, con sus parricidios y sus incestos, la nórdica es una tontunada. Consiste básicamente en una panda de dioses muy poderosos que dedican la eternidad a beber cerveza y a pelearse por artifactos mágicos con nombres chiquitistaníes: Skrymir, Megingjord, Nagalfar, Einherjar. El único dios con un poco de personalidad es el intrigante de Loki, ingenioso, cabroncete, retorcido. A su favor diré que tanto ambiente nórdico da fresquito y eso, en verano, se agradece. ¿Le daré otra oportunidad a Gaiman? Me da a mí que no.
Rey de picas, de Joyce Carol Oates
Lecturas para la piscina (sí, en noviembre)
Cuando yo era un chico de unos trece años, al ver la tienda de mi padre en Main Street, una simple fachada con un escaparate entre varios establecimientos, todos ofreciendo sus mercancías a los transeúntes, se me presentaba una posibilidad alarmante: ¿Qué sucedería si nadie entrase a comprar? ¿De repente... de ahora en adelante... nadie? Se trata de una toma de conciencia aterradora cuando se tienen trece años. No es el terror de un cráneo hundido, de la sangre derramada, de la muerte. Es el terror anodino de la vida de todos los días. 
Esa última frase "el terror anodino de la vida de todos los días" define el estilo de Joyce Carol Oates y también el de esta novela, centrada en un escritor de éxito digamos moderado. Él vive de sus libros, y vive bien, pero quiere más. Porque sus libros venden mucho, pero no tienen prestigio y tampoco un estilo propio. Este escritor, padre de familia, marido y vecino ejemplar solo en apariencia, saca sus demonios bajo el seudónimo "Rey de picas" escribiendo novelas que apenas logran ser publicadas, pero que están llenas de fuerza, carácter y mala leche. Ya os podréis imaginar que el escritor acabará sacando esa rabia contenida de su otro yo a lo largo de la novela. "Rey de picas" es entretenidísima, a ratos recuerda a Stephen King a quien, por cierto, se refiere el protagonista continuamente, muerto de envidia.

Y vosotros, ¿también creéis que Moehringer es el auténtico autor del libro de Agassi?, ¿también veíais el Roland Garros como forma de retrasar el momento de ponerse a estudiar?, ¿me recomendáis novelas gráficas ligeritas que pueda llevar al metro/cercanías/autobús?, ¿más títulos de Joyce Carol Oates?

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