Alaska, 23 de febrero de 2010
He leído un par de entrevistas muy interesantes. Es lo que tiene la lluvia. Una entrevista tiene que ver con nuestros sueldos, la otra con las técnicas educativas.
Hace poco Tote, un amigo de Educablog, se quejaba, con razón, de los bajos sueldos de los educadores sociales. Yo, a bote pronto, apuntaba dos posibles causas. Una era la poca valoración de la administración hacía nuestro trabajo. La otra apuntaba a que, históricamente, los educadores habíamos sido poco reivindicativos en este aspecto. Pues bien, la psicóloga cognitiva Susan Pinker alude a una tercera causa. Según Pinker “tradicionalmente nuestra sociedad ha valorado más las carreras orientadas a las “cosas y los sistemas” que las orientadas a los “procesos humanos”, donde los resultados son más difíciles de medir y donde predominan las mujeres” .
Es decir, se sobrevalora aquello en lo que los hombres han demostrado mayor interés y se infravalora los terrenos donde las mujeres muestran fortaleza. ¿Machismo? Sí, sin duda. Pero Pinker también apunta, y lo que dice esta mujer nunca está exento de polémica, que esté machismo se da especialmente en las "feministas de la línea dura”. Mujeres siempre dispuestas a valorar como exitosos los ámbitos dominados por hombres, y despreciativas con los ámbitos donde las mujeres son mayoritarias. Es decir, un feminismo, paradójicamente, machista. Que nadie se confunda, Pinker no defiende los roles tradicionales de hombre y mujer. Solo explica, en su último libro, que más mujeres que hombres prefieren trabajar con personas. Les invito a leer a Susan Pinker, aunque sea para rebatirla.
La otra entrevista es a Adolf Tobeña, neurobiólogo. Ya sé que hablar del castigo en un blog de educación social es como nombrar a la bicha, pero es que el catedrático Tobeña defiende el castigo, yo diría que apasionadamente: “El problema -dice- es que las ideas que explico están casi prohibidas en la sociedad española actual. Desde muy antiguo se sabe que sin sanciones no hay civilización (…)los experimentos no han hecho otra cosa que mostrar hasta qué punto la potencia de las sanciones promueve la cooperación y en qué variables y en que circunstancias”. Sin duda un aviso a los que, como yo, defendemos la mediación, la resolución de conflictos o la formación en habilidades de comunicación.
Quizás no siempre hablando se entienda la gente. Pero el catedrático Toribia no se corta. ¡Agua va!: “Lo que ocurre con los pedagogos es que desde hace 50 años viven desenfocados. Se han inventado una burbuja, se han colocado dentro y están haciendo un daño terrible al conjunto de la sociedad. Porque han tenido éxito. Predicar la bondad universal es una cosa muy agradable y todos se quedan satisfechos. Lo que tira es la bondad, y la maldad viene siempre de fuera. Ellos viven en esta burbuja y han hecho daño a los padres - que han acabado confundidos- y han hecho daño a los burócratas, que son los que han de regular las políticas educativas”.Para que luego digan que la ciencia no tiene nada que ver con nuestro día a día.
Dice Eduard Punset, en su libro Adaptarse a la marea, que sin interactividad no hay progreso. El conocimiento no fluye por sí solo, al margen de lo que piensen o digan los demás, a modo del sabio aislado en una cueva. En un mundo complejo, el conocimiento multidisciplinar se hace imprescindible. La Ciencia, las Artes y las Humanidades han de despejarse de sus espíritus gremialistas y sus mochilas y empezar a sumar esfuerzos y discursos. Creo que leer sin complejos ni prejuicios a gente que quizás esté en las antípodas de lo que pensamos o conocemos es una buena manera de comenzar.
Imagen: Benedict Campbel