- Firmin, de Sam Savage: las vivencias de una rata que se autodefine como "bibliobulímica" y vaga por las estanterías de una vieja librería, sedienta de lecturas que apacigüen su soledad. Inteligente y lúcida.
- La mujer de papel, de Rabih Alameddine: una anciana de Beirut que vive rodeada de libros nos relata su vida, marcada por los trabajos ligados a este mundo (librera y traductora) y la inestabilidad de la ciudad. Apasionante, reflexiva y con un gran sentido del humor.
- La elegancia del erizo, de Muriel Barbery: una portera muy culta y una muchacha muy lista descubren que tienen en común su afición a la lectura. Aunque en su momento no lo disfruté mucho -me gustaría más ahora, con las lecturas que tengo a mis espaldas-, me pareció interesante, y tiene abundantes referencias literarias.
- 84 Charing Cross Road, de Helene Hanff: la correspondencia entre una escritora y un librero. Me pasó lo mismo que con el anterior, lo leí antes de tiempo, pero recuerdo que a pesar de todo me dejó buen sabor de boca. Es considerado un imprescindible para muchos amantes de la lectura.
- Criadas y señoras, de Kathryn Stockett: la escritura de un libro es la excusa para que las tres protagonistas se junten y consigan dar un paso adelante en la lucha contra el racismo en los años sesenta. Una novela extraordinaria, por esto y por mucho más.
- La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee: una mujer recién separada se hace cargo de la vieja y polvorienta librería de su tía. Lo último que esperaba era descubrir que los espíritus de los escritores están mucho más presentes de lo que creía... Una historia ligera y sentimental, con un toque mágico.
- La vida cuando era nuestra, de Marian Izaguirre: una librería de viejo es el punto de encuentro de dos mujeres fuertes, luchadoras y lectoras incansables. La lectura de un libro, que a su vez nombra muchos títulos, creará un fuerte vínculo entre ambas.
- La sombra del viento y sus continuaciones, de Carlos Ruiz Zafón: la obra que lanzó a este autor al estrellato comienza con un niño que descubre un lugar llamado el Cementerio de los Libros Olvidados. A lo largo de los tres libros no faltan los personajes de escritores atormentados, el ambiente entrañable de la librería familiar y las referencias a obras literarias.
- La nevada del cuco, de Blanca Busquets: dos mujeres de generaciones diferentes tienen en común el hábito (o, mejor dicho, la necesidad) de escribir. Además, se rinde homenaje a un clásico de la literatura catalana: Solitud, de Víctor Català. Su estilo es elegante, lírico, cuidado en los detalles. En una palabra: cautivador.
- Entre extraños, de Jo Walton: una adolescente devora de forma incansable libros de fantasía y ciencia ficción (sí, este género también tiene sus libros sobre libros). Una voz simpática, que conecta enseguida con el lector.
- La ladrona de libros, de Markus Zusak: en plena Alemania nazi, la vida de una niña está marcada por algunos libros que consigue robar. Una novela muy entretenida, con un planteamiento de lo más original.
- Pomelo y limón, de Begoña Oro: el argumento gira alrededor de una pareja de adolescentes, pero a lo largo de sus páginas se hacen abundantes referencias literarias, desde literatura medieval a obras contemporáneas. Consigue integrarlo todo en una narración personal que sin duda me parece el rasgo más distintivo de esta autora.