LEE KONITZ-BRAD MEHLDAU-CHARLIE HADEN-PAUL MOTIANLive at Birdland
- Lee Konitz: Saxo alto.- Brad Mehldau: Piano.- Charlie Haden: Contrabajo.- Paul Motian: Batería.
Grabado en directo en el club Birdland, Nueva York, Diciembre 2009.CD ECM 2162 27369872011
1.- Lover Man.2.- Lullaby Of Birdland.3.- Solar.4.- I Fall In Love Too Easily.5.- You Stepped Out Of A Dream.6.- Oleo.
Lee Konitz-Brad Mehldau-Charlie Haden-Paul Motian, Live at Birdland (ECM, 2011)
Vaya por delante que éste compacto es un disco de cinco estrellas. Este blog nunca ha valorado por medio de estrellas ninguna de las grabaciones que se han comentado en el mismo, tal y como se hace en algunas páginas web o en revistas especializadas del sector, por la simple razón que ya se lleva a cabo una esmerada selección del material a comentar en el blog. Pero la calidad interpretativa de la grabación no deja duda alguna que la presente grabación sería un disco que merecería hipotética calificación, en el caso de llevarse a cabo.
De entrada apuntar que el presente compacto no casa en demasía con la línea musical a la que nos tiene acostumbrados ECM y muchos menos con el sonido (cuestión ésta que Manfred Eicher siempre cuida hasta el último detalle), pero a pesar de lo señalado hay que dar la enhorabuena por su publicación.
Pocos miembros de un grupo musical pueden atesorar entre todos ellos tantas vivencias jazzísticas como el presente. Lee Konitz, Charlie Haden y Paul Motian son história del jazz moderno, y se encuentran acompañados por el que es considerado el mejor pianista de su generación, Brad Mehldau. Tanto Mehldau, Haden y Konitz participaron en dos excepcionales grabaciones en directo, Alone Together y Another Shade Of Blue para el sello discográfico Blue Note Records, que representaron la excelencia musical por lo desconocido y el gusto por los contrastes etéreos y enigmáticos. Casi doce años más tarde y con el añadido de Paul Motian como baterista, Konitz y sus acólitos han creado una nueva obra de arte, en el sentido más amplio de la palabra.
Live At Birdland se trata de un disco colectivo, un encuentro de mundos jazzísticos a muy alto nivel de cuatro magníficos músicos (así constan los nombres de todos ellos en el encabezado de la portada del disco). El repertorio escogido para el concierto fueron seis importantes standards (con un minutaje muy considerable todos ellos), lo que puede dar a entender que el concierto se desarrolló por senderos apacibles y confortables, siendo en realidad todo lo contrario. Desde la presentación del primer tema es posible percibir unas versiones nada complacientes, arriesgadas y de una creatividad desbordante por parte de todos los integrantes del cuarteto, un verdadero festín musical. El éxito de esta grabación radica muy especialmente en la sonoridad que obtiene la formación como conjunto y en la riqueza del lenguaje musical esgrimido por todos los integrantes (a veces constituido en pequeñas unidades musicales a dúo o en trío), conformado por la amalgama tanto sonora como interpretativa de Konitz y Mehldau, así como por la combinación de las armonías pausadas de Motian, y la inteligencia y sobriedad de Haden. No se podía esperar menos con cuatro elementos del calibre que aparecen en la formación, y más una vez escuchadas las piezas que interpretan, que siendo todas ellas muy conocidas, en manos de este cuarteto adquieren una dimensión totalmente desconocida. El tema con que se inicia la grabación es un perfecto ejemplo de lo señalado, "Loverman" es un clásico entre los clásicos, pero la naturalidad con que es desarrollado y el carácter imprevisible que toma en muchos momentos hacen una interpretación deliciosa, bella y con un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad.
Dentro de toda esta catarata de musicalidad es dificil resaltar a alguno de los integrantes del grupo, pero tanto Konitz como Mehldau tienen un papel muy protagonista. Konitz demuestra esa sonoridad por instantes fría, seca, afilada pero muy creativa que le caracteriza, y en muchos momentos majestuosa, pero siempre con unos desarrollos armónicos y muy empáticos en especial con el pianista pero también con la sección rítmica. Mehldau es un gran amante de estos ambientes heterogéneos, con pocos asideros y altamente disgresivos y abiertos; es aquí donde se aprecia a un pianista excelso, extremadamente confortable y musicalmente muy brillante, que nos aporta un registro muy distinto al que suele llevar a cabo en su propia formación a trío. Mehldau en toda la grabación se encuentra tocado por la varita de los genios, y la música que despliega en este compacto se puede calificar como de la mejor que se le ha escuchado en los últimos años (recordando que la grabación es del año 2009). Solo hay que oír la musicalidad que despliega en el tema de Miles Davis “Solar” y muy especialmente en el de Sonny Rollins “Oleo”, en donde la presentación inicial a dúo de saxo y batería da paso a una caterva de ideas y planteamientos por parte de Mehldau excepcionales que es rematado por un mano a mano entre Haden y Motian, que elevan la economía de medios expresivos a su máximo esplendor; una auténtica obra de arte que dura nada menos que quince minutos. La sección rítmica de Haden y Motian no se queda a tras, tanto en los momentos que tienen para brillar en sus solos como muy especialmente en su trabajo de acompañamiento, que puede ser calificado de auténtica orfebrería por lo mucho que dicen en relación a lo poco que tocan.
No cabe la menor duda de la calidad musical del presente compacto, que a las alturas del año en que nos encontramos se le pueda calificar ya, como uno de los mejores trabajos del año 2011.