Quizá sea cosa mía pero no he podido dejar de pensar, mientras leía, que qué parecida es la leyenda del rey Arturo no muerto que volverá para reinar algún día con la del congelado Disney que espera tiempos mejores ¡Qué cosas! ¿No?
Y qué cruel este Cervantes, que no deja pasar ni una sola oportunidad de demostrar al mundo lo loco que está Don Quijote... ¡Y el caballero tampoco deja pasar una ocasión para enrollarse como las persianas! Y cómo defiende la causa caballeresca, ¿eh? Me encanta cómo compara la labor de los caballeros andantes y la de los religiosos y cómo el caminante quiere meter en un apuro a nuestro caballero, acusando a su gremio de herejía por encomendarse a sus damas, antes de la batalla, en vez de a su Dios. Y sigue y sigue achuchándole, diciéndole que no todos los caballeros tienen por qué estar enamorados y ahí ya Don Quijote se raya y le acusa poco menos que de ser un sacrílego. Y todavía intenta azorar más al caballero, intentado poner lógica a la causa andasteca... ¡Ay, lo que me he reído!
¿Y cómo habla de Dulcinea? ¡Caballero, caballero! ¡Madre del amor hermoso, qué descripción nos hace! Lo mejor: cuando habla de "las partes que a la vista humana encubrió la honestidad" (parte, por cierto, censurada por la Inquisición portuguesa en 1624, según explica Martín de Riquer en mi edición). Todo un atrevimiento que rompe con la tradición literaria de la "descriptio puellae", en la que se hace una descripción gradativa de la hermosura de una joven, siempre con un determinado orden (descendente: cabeza, cuello, manos...) pero sin mencionar jamás el tronco, donde se encuentran las partes "más comprometidas" de la mujer. ¡Ay, este Cervantes pecador! Este Cervantes pecador que eleva la categoría moral y regia de la Dulcinea de Don Quijote y sitúa al Toboso a la cabeza de los reinos con más linaje y tradición. Pura mofa de las novelas de caballería, pura ironía; puro Cervantes.
En general, el tono de todo el capítulo es bastante ampuloso, inflado, hiperbólico. Tanto cuando habla Don Quijote (sobre todo en el fragmento dedicado a Dulcinea) como el discurso de Ambrosio en el funeral de Grisóstomo son textos sobrecargados, grandilocuentes, auténticas loas exageradas de los protagonistas de ambos. En el caso de Don Quijote, el tono afectado y rimbombante corresponde a la burla de la caballería que pretende hacer Cervantes con ese caballero arcaico que habla por los codos, mientras que en el caso de Ambrosio la causa está en el tono propio de los panegíricos y los discursos funerarios, aunque en este caso también está llevado al extremo, supongo que también buscando la burla.
Y, nuevamente, Cervantes nos deja con la miel en los labios, rompiendo la historia en varios capítulos. Hasta la semana que viene no sabremos cómo es Grisóstomo como escritor. Nos seguimos leyendo.
13 / 52 capítulos. ¡25% conseguido!
Comentarios de otros capítulos:
- Capítulo I: Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo Don Quijote de La Mancha
- Capítulo II: Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso Don Quijote
- Capítulo III: Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo Don Quijote de armarse caballero
- Capítulo IV: De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta
- Capítulo V: Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero
- Capítulo VI: Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo
- Capítulo VII: De la segunda salida de nuestro buen caballero Don Quijote de La Mancha
- Capítulo VIII: Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
- Capítulo IX: Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron
- Capítulo X: De lo que más le avino a Don Quijote con el vizcaíno y del peligro en que se vio con una turba de yangüeses
- Capítulo XI: De lo que le sucedió a Don Quijote con unos cabreros
- Capítulo XII: De lo que contó un cabrero a los que estaban con Don Quijote