Revista Cultura y Ocio

Leer a escondidas

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Leer a escondidas
     "Y menos aún podían protegerme de mis pesadillas, esas que inexorablemente llegaban cada noche, aunque yo intentase mantenerme despierto a fuerza de leer el mayor tiempo posible, escondido bajo las sábanas y con una linterna. ¡Como si la luz de una lámpara de aceite pudiese contra aquellas sombras vivientes".
Dark Fantasies.
     El libro parece haberse vuelto un complemento. Ahora hay colgantes literarios, bolsos e influencers de esos que, sin haber leído demasiado, han convertido al libro en un objeto imprescindible del outfit ideal. Pero nosotros tenemos también nuestra cuota de culpa. Seamos sinceros... no hay lector que no mire una vela con olor a libro, un atril o un marcapáginas... y ahora muchos lo fotografían. Nos parapetamos detrás de un libro que mostramos sin pudor... salvo que sea de esos libros que preferimos esconder.
      ¿Qué motivo puede tener un lector para esconder un libro? Y ahora es ese momento en el que todos estáis pensando en aquellas famosas cincuenta sombras que nadie reconocía haber leído pero cuyas ventas superaban a cualquier otro libro publicado en los últimos años. Ya conocemos el fenomeno. Vamos a llamarlo "fenómeno Dan Brown" ya que fue uno de los que inauguraron esa tendencia a renegar de lo comprado y leído hasta tres veces en una semana mientras que las listas de ventas cantaban acusadoras que no había familia en la que al menos hubiera entrado un ejemplar. ¡Que se lo digan a Tom Hanks! Y sin embargo no es este el único motivo para renegar de una lectura.
Recuerdo haber leído Pornografía, un librito magnífico que llevo años recomendando, entre miradas de reojo de acompañantes de metro y también como había una colección de libros de nombre La sonrisa vertical que vivían única y exclusivamente en las librerías, ya que no había lector exhibicionista o casa con estantes que mostraran uno solo de sus rosados lomos. Y ahí seguía año tras año entregando premios para fantasmas... o tímidos. Pero era aquel un momento en el que el sexo era algo que se llevaba en privado, y uno no llevaba el Kamasutra o Historia del ojo alegremente por la calle. El primero por lo obvio y el segundo, por si acaso. Gracias a dios esos tiempos pasaron y ahora... ahora los llevan si acaso en formato digital.
Hay sin embargo otros libros que hablan de muertes desde un punto de vista macabro, que supera a la novela negra por mucho, que tampoco somos capaces de exhibir en su lectura. Y, si bien hay parámetros cambiantes en cuanto a lo que vamos aceptando o no mostrar como lectura propia, siguen existiendo lagunas y parcelas privadas. Cadáver exquisito es el ejemplo perfecto de estas lagunas: bajo un título aparentemente inocente, se esconde una novela que poca gente soporta sin pestañear y que nadie querría que un compañero de transporte público leyera sobre su hombro. Y sin embargo es más fácil atreverse a salir con eso a la calle que con La máquina de follar. Aunque luego en esas redes en las que se exhiben las lecturas veamos a Bukowski de forma habitual. Son mundos paralelos.
     Los lectores mostramos un punto de provocación, irreverencia o tal vez estupidez. O quizás simplemente sean arrebatos no disimulados: renegamos de leer un clásico, porque uno se siente así provocador de ballenas y tolstones, o echamos pestes de la última novela bestseller porque nos sentimos de este modo contracultura. El caso es negar. Y es que, en el fondo, yo creo que lo que nos gusta es leer a escondidas. Como esos niños que se meten bajo las sábanas con una linterna para seguir leyendo y que yo solo he conocido en las películas. Pero quién sabe, tal vez sean como las meigas...
     Y vosotros, ¿estáis dispuestos a confesar alguna lectura oculta? Personalmente confieso haber leído todos y cada uno de los libros aquí citados.
     Gracias.

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