Leer a oscuras

Yo la gestionaría mientras viviese, donando el contenido al municipio a mi muerte. Se lo expuse así al edil socialista, recabando en un primer momento una pequeña ayuda para ponerla en marcha cuanto antes. Pero pasaron los meses y no hubo contestación. Pasaron los años, y llegó un alcalde del partido popular a quien le expuse la misma historia. Mi ilusión se cae al suelo en cuanto solicito permiso para colocar una escalera y un par de ventanas, pues se trata de habilitar un viejo pajar que da al monte y al que ya he puesto tejado nuevo y he sacado la piedra de interior, ayudado por un amigo. No tarda en llegar una respuesta de la Diputación, donde un técnico me deniega el permiso. Una vez descubierto que el terreno pertenece a Montes, se hace una nueva solicitud a la Junta de Castilla y León, temiendo el mismo silencio administrativo que sucedió la primera vez.

Así las cosas, he decidido habilitar la biblioteca para mi uso privado y dejar los libros a mis descendientes, porque el ayuntamiento no se ha molestado en echarme una mano, y a la Diputación, y a la Junta de Castilla y León, lo mismo les da que la gente lea o que se emborrache. Y eso de que les duele la despoblación a todos, es una pantomima que a estas alturas de la vida ya no trago.

Decía Ralp Waldo que lo que se encuentra detrás de nosotros y lo que se encuentra ante nosotros son asuntos pequeños en comparación con lo que se encuentra dentro. Yo creo que Waldo no vio el interior de mucha gente. Aquí cada uno viene, pilla lo que puede y ya le puede estar sonando dentro un aleluya que ni se inmuta. Que pase el tiempo. Que pase la vida y que se ingenie cuanto pueda el respetable para leer a oscuras.

Cada viernes en la tercera de Diario Palentino