Hoy, como si fuera una mariposa cuyas alas se hubiesen arrugado hasta la extenuación, empiezo a reabrirlas, a batirlas y a planear a través el aire. No he leído tantas horas seguidas desde hace no sé cuantos meses. A veces pienso que el cielo debe de ser una continua e inagotable lectura. Es un arrebato impalpable, como un trance que me atrapaba cuando era niña y que vuelve una y otra vez con una violencia que me deja agotada. ¿He dicho que estaba volando? ¿Por qué entonces estoy tan baja de ánimo? Porque, querida Ethel, leer consiste en eliminar completamente el propio ego, y es el ego el que se pone erecto, igual que otra parte del cuerpo cuyo nombre no me atrevo a decir.
Virginia Woolf
Carta a Ethel Smyth, 29 de julio de 1934
Foto: Virginia Woolf, 1939
Gisele Freund