La Biblia es el libro fundamental de una tradición religiosa a su vez fundamental en la cultura occidental. Hay una tradición cristiana en Occidente que configura una manera de ver el mundo y que sustenta un modo de vida. Eso hace de la Biblia un recurso importante para comprender, no solamente quiénes son y qué piensan las personas que componen la mayoría cristiana (católicos, evangélicos, mormones, etc.) de sociedades como la mexicana, sino también para comprender la cultura, en general.
Considerando lo anterior, pienso que la razón más importante que una persona puede tener para leer la Biblia es conocer por sí misma lo que dice; en otras palabras, que no se la cuenten. Hay personas adultas que siguen creyendo que había una manzana en el relato bíblico sobre Adán y Eva.
Es verdad que no son libros de lectura fácil. Hace falta poder dar contexto a su contenido para entenderlo. Y su estilo, en algunas partes, es francamente cansino. Sin embargo, creo que intentar conocer siempre es preferible a ser un receptor acrítico del conocimiento de otra persona o grupo de personas. Puede ser que, en primera instancia, una llegue a conclusiones equivocadas, pero el camino de análisis y reflexión es útil y no tiene por qué llegar a un punto final definitivo.
Yo soy creyente y leo la Biblia para comunicarme con Dios. Los creyentes tenemos razones como estas para leer la Biblia: que es el mensaje de Dios para nosotros, que los evangelios tienen el mensaje de Jesús, etc. Los cristianos seguramente hemos escuchado mil veces en prédicas o pláticas, el versículo 16 del tercer capítulo de la Segunda epístola de Pablo a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. (Según el diccionario de la RAE, “redargüir” significa: “convertir el argumento contra quien lo hace”). No obstante, este artículo no es para nada una invitación a comulgar con las creencias cristianas. Es una invitación a leer un conjunto de libros históricamente relevante cuyo contenido me parece sumamente interesante (aunque para gustos, colores).