Revista Opinión

Leer las noches, nombrar las estrellas

Publicado el 08 febrero 2012 por Javiersoriaj

“En las rutas y caminos de extravío que unen la Selva Lacandona y los Altos de Chiapas hay un viajero frecuente. Su oficio es inventar y deletrear las constelaciones, proponernos una lectura del cielo nocturno. Durante años ha abierto puertas al mundo, ocupado la palabra, hecho humear el espejo y señalado nuevos horizontes. Cuando casi nadie se fijaba en el mundo indio él lo acompañó, se hizo carne de su carne y al nombrarlo lo hizo reaparecer con una furia incontenible.
En las incómodas brechas de terracería que recorre ahora, camina una ruta que se trazó ya hace mucho. En una época en la que la palabra está en rebaja en el almacén de las vanidades, él mantiene su compromiso con sus nuevas raíces, con el rigor del lenguaje, con la reinvención del mundo. Hereda, de paso, los afanes y las penurias de muchos otros: de ferrocarrileros y jaramillistas, de estudiantes desaparecidos, de guerrilleros muertos.
Subcomandante Marcos se llama el caminante, aunque sus cercanos le llaman el Sup y, aunque en el último censo aparezca como de profesión guerrillero, en realidad es poeta. Desde hace más de veinte años recorre las selvas y serranías del Chiapas profundo para construir la esperanza incierta. Ahora, también, como lo ha hecho durante todo este tiempo, acompaña a los desheredados en una nueva travesía. Como siempre, es su vida la que está empeñada en prenda y su palabra la que dibuja la nueva apuesta”.

en Luis Hernández Navarro, Sentido contrario, La Jornada Ediciones, 2007

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