- Se siguen asociando las ilustraciones al público infantil. Esto es casi un mal endémico, nos falta cultura de la ilustración, tenemos que abandonar los prejuicios y aprender a mirar las imágenes igual que se aprende a leer un texto. Es una pena que un ilustrador como Shaun Tan, por ejemplo, claramente alejado del tono para niños (echad un vistazo a su trabajo), no sea más conocido en España. Pero incluso aunque un álbum sea apto para los más pequeños eso no excluye que lo podamos leer los adultos; hay que romper esa barrera del "A partir de X años". De todo esto y más reflexiona Jorge (librero entendido en el tema) en su blog.
- Se tiende a comparar un álbum ilustrado con una novela en términos de extensión y precio. Cuando hablo de un álbum es frecuente que algunos lectores digan que les parece bonito, pero que no lo comprarían porque por ese precio (la mayoría rondan los 20 €) prefieren comprarse una novela que les va a durar más tiempo. Entiendo que si se busca entretenimiento y se dispone del dinero justo, la novela es mejor opción; no obstante, considero erróneo medirlos con la misma vara: el álbum se termina antes si se lee del tirón, pero hay que tener presente que es un libro para releer, para abrirlo por una página al azar y volver a mirar una ilustración, por no hablar de sus dimensiones y de la calidad del papel. Los álbumes se deben comparar con los álbumes, no con un artículo tan diferente como una novela.
- Falta tradición del álbum ilustrado y los medios de comunicación apenas le prestan atención, en gran medida como consecuencia del primer punto. Todos somos capaces de enumerar a unos cuantos novelistas clásicos; sin embargo, si nos ponemos a hablar de las artes visuales casi nadie iría más allá de los grandes pintores de cuadros. Las clases de dibujo del colegio se ven como un pasatiempo; nada que ver con el tratamiento de la literatura y la comprensión lectora. Por otro lado, cuando se publica un álbum, este puede aspirar a conseguir una colocación de lujo en las librerías en épocas de regalos, pero nunca, ni siquiera cuando lo publica un gran grupo editorial, se le da la misma publicidad que a una novela. Las editoriales especializadas en álbum ilustrado solo son conocidas por los amantes del género, no por el público general. Si quienes pueden pueden preparar a los lectores potenciales (escuela, universidad, prensa) para que aprendan a mirar una imagen no lo hacen, o no con la suficiente efectividad, lo tenemos crudo.
Con esta entrada no pretendo convencer a nadie para que se aficione a los álbumes ilustrados (ante todo, cada uno tiene la libertad de elegir lo que quiere y lo que no), pero sí que me propongo exponer las razones por las que se deben superar algunos prejuicios e intentar que deje de verse como algo menor. Es una pena que esta forma de arte pase desapercibida, porque se puede disfrutar tanto o más que una novela (aunque prefiero decir que como lectores nos aporta sensaciones diferentes a las de una novela). Aprender a leer,mirar y observar un álbum ilustrado nos abre las puertas a otras formas de crear ficción y eso nos enriquece como lectores.
Y a vosotros, ¿os gustan los álbumes ilustrados? ¿Por qué motivos creéis que no atraen a un mayor número de lectores?