Revista Libros
Dentro de la consternación general por todo lo que está pasando, aquí y en Italia, me quedo quietaparada (como dice un amigo sevillano) al averiguare que también en Can Barça tenemos un once "legal".
Hace tiempo que me muerdo la boca y no hablo de las bambalinas azulgranas, muy llamativas desde el otoño pasado. Como el lenguaje es lo que me interesa siempre, me maravilla ver cómo argumentan los contertulios oficiales y portavoces institucionales; es decir, cóimo se desgañitan los voceros de su amo.
Desde el otoño estoy mosca con el trato que le han dado a David Villa.
Que si necesita tiempo, que si su lesión ha sido muy grave, que hay que ir poco a poco...
Todo esto argumentaban cuando el guaje, convocado por la selección, no fallaba; o marcaba su golito en el Barça pese a concedérsele 15 miserables minutos.
¡Ah!, es que el señorito Cesc (por aquella) declaraba pomposamente a la prensa que llevaba muy mal lo de estar en el banquillo.
Y digo lo de señorito a conciencia. Ha hecho buenos partidos pero si acudimos a las estadísticas... ésas que están manejando hoy (los porcentajes de posesión), ejem ejem... Me reafirmó en la impresión cuando vi el famoso anuncio (que celebraron los contertulios oficiales y... me intrigó, así que lo vi... un par de veces: bastaron para reafirmarme): qué sonrisa... ridículo tenerlo allí... no sabía ya no qué hacer sino donde ponerse... Y el temor con que se arrima a las gambas...
Y Alexis...todos sabemos que es tan buen chico (al parecer cuando llegó aquí sólo Messi lo entendía: verbalmente hablando), que hay que seguir teniendo paciencia con él y darle tiempo (un tiempo de distinta naturaleza, claro). Y hasta se celebraba la obediencia del muchacho, que en situaciones clarísimas (de oportunidad de gol), se daba la vuelta y buscaba... o bien, por el contrario, la pifiaba porque es tan impulsivo...
Llevaba así una temporadita y mis contertulios del Summum (el bareto adonde me bajo a ver los partidos) al principio me miraban respetuosamente (quizá por la edad), pero sin decir nada... La composición podría parecer previsible. Ahora ya no me silencian... Han pasado mientras tanto varios partidos... en algunos de los cuales (quizás con el Granada allí: no llevo yo las estadísticas), el público (incluso el ajeno) nada más ver calentar a Villa, empezaban a jalearlo.
Hoy, clamorosamente, el Camp Nou empezó a corear Villa, tras el desastroso rumbo que llevaba la cosa.
Yo en el intermedio siempre me subo a mi casa (prefiero el aseo propio) y luego me bajo. Para mi sorpresa, pese al pésimo rendimiento inicial de Cesc, Pedro y otros, seguía imperturbable la alineación legal.
Pasó lo que pasó. Vengo de mi tierra. En el vuelo, al lado, tenía un joven gijonés que, dada la temperatura, a los diez minutos se sacó el suéter y apareció su camiseta blaugrana. Empezamos a hablar. Venía con un amigo. No protestaba de nada sino de lo mucho que les costaba sacar la entrada para partidos ocmo éste (se vuelve mañana en un vuelo ultramatutino). El otro compañero de asiento, un emigrante andaluz que volvía de pasar unos días en Asturias, le explicaba, ya cuando desembarcamos, cómo ir al Camp Nou en transporte público. Y el guaje dijo que no, que total para una vez, cogían un taxi entre los dos porque mejor llegar allí pronto y comer unos bocadillos y unes cocacoles y disfrutar del ambiente.
Lo recuerdo ahora, mientras los merluzos-lacayos-oficiales critican la rueda de prensa de Casillas y especulan con Neymar.
¡Ay! Yo me vengo de mi Asturias derrrotada y sufrida donde la gente devora centollos a precios ultra -¿o era hiper, el prefijo de los pijos?- populares.