Revista Opinión

¿Legalizar las drogas?

Publicado el 06 marzo 2010 por Hugo
¿Legalizar las drogas?En unas conferencias que tuvieron lugar hace muchos años, y que han llegado hasta mí en forma de libro, el público le planteaba a Antonio Escohotado las siguientes cuestiones:
- Público - Yo creo que habría que matizar un poco en el tipo de drogas con las cuales se puede ser más aperturista. El alcohol es una droga nociva como cualquier otra droga, pero creo que es preferible a una droga dura como la heroína.

- Escohotado - Personalmente creo que no. Yo empecé a experimentar en el 64 (...) con todo tipo de agentes psicoactivos, legales e ilegales. Hoy 25 años después, no creo que haya tenido con ninguno de los fármacos de interés menos de unas 50 u 80 administraciones en dosis bajas, medias y altas. Y sólo tengo una dependencia, que es el tabaco. Me parece la droga más insidiosa, la más astuta y la más cautivadora, en la medida en que no hace realmente efecto. De ninguna de las otras dependo. No puedo en modo alguno considerar que la heorína sea más dañina que el alcohol (...) Y, efectivamente, la cantidad de personas que hoy sucumben por alcohol al año, tanto directamente a través de cirrosis, lesiones cerebrales o teratogénesis de los fetos, es decir, malformaciones de la descendencia, como por accidentes laborales o de automovilismo, o por crímenes, inmediata o mediatamente derivados de él, son superiores a las producidas por heroína desde 1890, cuando se lanzó este fármaco. [1]
- Público - El problema que veo es que, si se legalizan un tipo de drogas, como por ejemplo, la heroína o la cocaína pura, ¿aumentaría el consumo de esas drogas y disminuiría el otro? o ¿qué pasaría exactamente?

- Escohotado - Creo que en el momento en que se normalizasen todas las drogas habría un enorme aumento en el consumo de las hoy prohibidas, y un enorme decremento en las hoy promovidas. Creo que no se modificaría la cantidad total de estimulación, sedación y expulsión psíquica, en ningún caso. ¿Cómo es posible una normalización y cómo cabría hacerla? Pienso que mediante ilustración, es decir, a través de lo que estamos haciendo esta noche aquí, intentando hablar, intentando poner de nuestra parte una comprensión en vez de fanatismo... [2]
(...) A estas alturas, es razonable preguntar si "puede uno drogarse razonablemente". A mi entender, eso depende ante todo de que los Estados defiendan la ilustración o el oscurantismo, la cultura o la barbarie farmacológico (*). Libre de mitos, adulteración y embustes contraproducentes, las sustancias psicoactivas pueden proporcionar paz, estimulación y apertura espiritual a individuos y grupos; cargadas con mitos, adulteración y embustes pueden proporcionar desasosiego, apatía y cerrazón mental a individuos y grupos (...) El prohibicionismo parece no comprender que está peleándose contra algo todavía más eterno y fértil que el telescopio, como cuando se negaba a mirar por el visor que Galileo ofrecía a los inquisidores (...) Modificar el estado de ánimo es un impulso tan básico -y tan extendido entre los animales en general- como comer, beber o aparearse (...) Para evitar abusos, la prohibición es tan absurda como para evitar embarazos premaritales apalear a las hijas que vuelvan a casa después de las 10.[3]
¿Legalizar las drogas? (varios autores), Editorial Popular, Madrid, 1991.
(*) En ese sentido, Escohotado propone "que en los Institutos (...) se enseñe farmacología, no farmacomitología (...) que se distingan muy claramente los síndromes abstinenciales de las distintas drogas descubiertas. Que se precise con toda nitidez la diferencia entre el síndrome abstinencial de heroína, el de opio, el de valium o el de barbitúricos", pp. 33-34.
[1] Ibid., p. 34.
[2] Ibid., pp. 39-40.
[3] Ibid., pp. 28-30.

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