Revista Cine
Director: Brian Helgeland
La otra película del día con Tom Hardy, y por dos. No tenía muchas ganas de ver esta película, principalmente por los fanboys de Hardy que no se aburrían de decir cosas como "si Tom Hardy es genial solo, ¡imaginen cuánto lo será duplicado!". Pero luego me enteré de que está escrita y dirigida por Brian Helgeland, guionista de "L.A. Confidential" y director de la entretenidísima "Payback" (con el loco Mel), datos que jugaban a favor del posible visionado. Más tarde, viendo "The Hateful Eight", muestran el tráiler de "Legend" y pienso "vaya estupidez que será", la típica comedia criminal ni tan graciosa ni tan seria, ni tan buena ni tan mala, pero completamente olvidable al fin y al cabo, pensamientos que ahora aumentaban los contras del visionado. Al final da lo mismo lo que piense, estaba escrito que la viera en algún momento, y en efecto, no es tan mala y en un inicio era de lo más disfrutable, pero luego cae en los mismos errores de siempre, y no nos vamos a poner indulgentes por unas cuantas buenas escenas y un par de risas honestas.
Sí, la historia de los hermanos Kray, dos gemelos que gobernaron el gris y sucio submundo criminal londinense de los sesenta, contada por la voz en off del gran amor de Reggie, el hermano que se supone es el más prudente, Frances.
"Legend" también tiene un guión poco pulcro, confuso entre dos líneas de fondo que no terminan de cuajar. Por una parte, aunque lo intente, no es una película criminal propiamente tal, es decir no es una película sobre los hermanos Kray; en realidad la película es la historia de Reggie y Frances (por algo ella es la narradora, por algo su punto de vista es lo que mueve el relato), la que se ve afectada por la vida criminal del hermano prudente, que está bien que se muestre en algunos aspectos pero no con un rol tan protagonista. Por ejemplo, la gran mayoría de excentricidades y negocios y astucias en contra de los policías por parte de los Kray, particularmente las de Ron (como su intento de crear una ciudad en Nigeria -¿?-), sobran por completo, pues aunque algunas tengan la intención de "elemento nefasto para la vida marital", su principal propósito es el de la traducción histórica literal, más cercano al guiño que a la narrativa. Pero estas escenas que muestran lo brutal y singular que fueron los hermanos no se sustentan en lo absoluto, pues no aportan al conjunto ni en la construcción de personajes ni de conflicto. Como trama criminal ésta deja mucho que desear, pues el feudo con la banda rival es una anécdota fugaz y ramplona; la presencia de la policía, en vez de ser un elemento dramático constante, es un comodín de poca monta; los negocios que hacen juntos o por separado son prescindibles, virtualmente intercambiables y nunca dan cuenta de la peligrosa dimensión del crimen como institución (más parece una fiesta entre amigos de horrible acento inglés); y el que parece ser la madre de todo conflicto, el enfrentamiento entre los estilos contrapuestos de los dos hermanos, es más bien un gag y, de nuevo, un comodín argumental en vez de una herramienta narrativa y dramática que se precie de sí (basta ver la pelea que tienen en el club de Reggie: lo que pudo ser un tenso momento entre hermanos se convierte en un pálido intento de negro sentido del humor). Por lo tanto, ¿qué historia criminal se nos cuenta? Es una procesión de hechos sin mayor hilo conductor que sus perpetradores. Eso sí, al inicio la cinta era entretenida y parecía coherente, que iba en una dirección sólida, pero al rato uno comienza a notar sus vicios, tics y el poco acierto de sus decisiones. El mejor momento de la película es cuando Reggie y Frances se encuentran por primera vez, aunque más adelante la dinámica de esta relación se acerque más al sentimentalismo barato que a la trágica dimensión que la chica quiere dar de sí (el olvido, el olvido...). Así, con una trama imprecisa pero obvia y previsible a la vez, uno no sabe si lo que vemos es una historia de lealtades familiares, amores enfrentados al mundo entero, o el auge y caída de imperios criminales. Helgeland, que podría dar más de sí, a veces se las da de Scorsese y en otras de Guy Ritchie, por mencionar los referentes de más fácil reconocimiento, pero emular a alguien da para conformar un par de minutos y no un metraje entero. "Legend" es, en definitiva, una película que se ve sin pena ni gloria, y para durar más de dos horas, eso no es suficiente.