Revista Cultura y Ocio

Leia y el sexismo

Publicado el 30 diciembre 2016 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Santiago Segura se despedía de la princesa Leia con una fotografía de su bikini dorado. Sobre ella, había un texto escueto como corresponde a todo buen tuit: “No, por favor, Carrie no…”

Saltaron todas las alarmas. Una sirena sonó en el centro de operaciones de Locas del coño y otros cientos de blogs y asociaciones feministas, y algunos de sus miembros se lanzaron por una barra de bomberos dejando atrás gritos de indignación. Se dirigían a Twitter, y a otras redes sociales, a quejarse de la despedida de Santiago: machista, cosificadora, irresponsable; para muchos, incluso de mal gusto.

Leia y el sexismo
Una prenda metálica sobre la que Carrie Fisher tuvo durante tres décadas sentimientos encontrados. Una fotografía hipersexualizada que se encuadra en una época y que, hoy, no tendría sentido aceptar; pero también una parte de la historia de todos, y sobre todo de Fisher, que sería muy imprudente cubrir.

Disney entendió que la Leia esclava del bikini dorado no tenía sentido en el siglo veintiuno —aunque no retiró la figura de acción hasta este año pasado—, y, del mismo modo, se lo hizo saber Carrie a Daisy Ridley, nueva heroína de la saga, a quien le advirtió que pelease con uñas y dientes por su vestuario.

Sin embargo, para algunos de nosotros, Santiago Segura erró por duplicado al hacer desaparecer la fotografía del bikini dorado. Para no enfrentar la ira de un feminismo mal entendido, quien le acusaba de compartir una imagen sexualizante, sexista y denigrante: afirmaciones con las que la propia princesa estaba en desacuerdo.

Lo que no entienden parte de opiniones contrarias a Segura, ni el mismo Santiago por lo que parece, es que la Leia del bikini dorado está en nuestra memoria, en Internet, y, por supuesto, también en El retorno del Jedi de 1983, y que, para bien o para mal, es una Leia más: junto a la Leia-princesa, la Leia-primera heroína del cine de acción y la mujer brillante dentro y fuera de la pantalla. Por ello, no tiene ningún sentido imponer opiniones y dictar juicios y sentencias sobre los sentimientos que enfrentó el director madrileño tras la muerte de la actriz, ni sobre lo que recordaba el niño de Carabanchel que soñaba con ewoks, X-Wings y estrellas de la muerte.

Leia y el sexismo

Si exigimos respeto, libertad de opinión y autonomía para la mujer, también debemos predicar con el ejemplo, y permitir que el prójimo la cague, rectifique, y, sobre todo, ofrezca su propio punto de vista, sea políticamente correcto o no; mientras tanto, podremos seguir tratando de segmentar aquello que creemos que está bien y que está mal de nuestra historia temprana y de nuestra actualidad. Y, no obstante, comprendo que estas imágenes por sí solas hacen bien poco para ayudar a prevenir casos de cosificación y de machismo, y ahí es donde debe entrar el discurso, la crítica, el diálogo razonado, el equilibrio de la Fuerza, que aquí nos llega que ni pintado.

Para mí, la Leia del bikini dorado podía ser una Leia sometida por Jabba el Hutt, esclavizada, sexualizada, reducida, pero también una Leia que nunca se quebró, que aguardó su momento y se cobró su venganza; una Leia que supo reírse de sí misma en Rolling Stones y una Leia más a recordar: porque en España somos mucho de guardar bajo la alfombra, ¡y qué coño!, ahí no cabe todo.

Cada cual debería homenajear, y enfrentar la vida y la muerte como mejor sepa, y no siempre se antoja fácil cuando una verdadera defensora de la galaxia escapa hacia las estrellas…

Descansa en paz, Carrie.

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