Estamos ante un libro de divulgación científica, obviamente, pero animo a todo el mundo a acercarse a él con una predisposición distinta. Al leerlo me he sentido como si me estuviera tomando unas cañas con el autor mientras este me cuenta los intríngulis de la evolución.
En primer lugar, no es necesario saber nada para leer este libro. Todo lo que cuenta lo acompaña de metáforas y explicaciones perfectamente asequibles. Cuando utiliza un término biológico lo acompaña de un sinónimo o si no, te remite a un extenso glosario.
Como he dicho antes, no me ha costado nada leerme este libro. En ningún momento he tenido que releer un párrafo por no haberlo entendido, y en ninguna parte de este libro me he aburrido. En todo momento, el autor suelta pequeñas chanzas, bromas que habitualmente te sacan una sonrisa y te ayudan a leer el libro con sencillez. Esto se refleja en el título de algunos capítulos como “Tómeselo con filología” o “¿Chapucera o perezosa?”. Otro gran punto de este libro, que refleja la vena cotilla del autor, es que habla con abundancia de los salseos entre científicos. Resulta que sí, en el mundo de la ciencia también hay rivalidades, eternos enemigos y debates a lo Salvame. Me ha encantado descubrirlo mientras el autor explica las distintas teorías que produjeron los debates.
A todo lo largo del libro, el autor es muy objetivo, a pesar de expresar su opinión. Ya en la primera parte y para despejar dudas sobre la intencionalidad del libro se declara ateo impenitente e izquierdista moderado. En mi opinión, tras leer el libro, ha quedado demostrado que no lo han guiado intereses de ningún tipo. Por último, y antes de hablar del contenido del libro, me ha encantado la enorme cantidad de citas que contiene, ya que te permite apuntar ciertos libros que será interesante leer en un futuro.
Respecto al contenido en si, el autor ha querido aclarar ciertos aspectos sobre el Darwinismo, aclarando que no critica la teoría de la evolución, si no lo que la produjo, la selección natural. Esto lo aclara, como explica en el libro, para no dar munición a los creacionistas. En mi opinión lo ha conseguido. A lo largo del libro, nos presenta una serie de teorías, la teoría de la endosimbiosis seriada, de Lynn Margulis, el equilibrio puntuado de Gould, el efecto Baldwin o la evolución modular. Todo esto nos lo explica a través de ejemplos, como la aparición de la célula eucariota, la evolución del cerebro humano, o los genes hox, una serie de genes reguladores. Además de eso nos cuenta la reacción de los darwinistas ortodoxos, de los que no habla demasiado bien, tratándolos por su intransigencia, casi como miembros de una secta dogmática.
Lo que me ha quedado en claro tras leer el libro, es que la selección natural existe, pero que no es ni mucho menos tan importante como sostienen los darwinistas. Su papel se reduce en muchos casos al perfeccionamiento, más que a la innovación. Relacionado con esto, y con la ausencia en el registro fósil de morfologías intermedias entre especies, he entendido que la evolución ocurre mucho más rápido de lo que se creía, gracias a procesos como la simbiosis, y sobretodo a la modificación repentina del genoma como la duplicación, o la reutilización de los genes reguladores como los genes hox. En este sentido, me ha sorprendido saber que estos genes están tremendamente conservados en todos los organismos bilaterales, otro gran salto evolutivo del que habla Javier Sampedro.
En la última parte del libro, nos habla de la evolución del cerebro humano, donde con palabras y metáforas fílmicas nos explica cosas que creíamos imposibles como el efecto Baldwin, por el cual lo que aprendemos modifica nuestro cerebro, y como la filología hizo un gran aporte a la biología evolutiva, os dejo con la intriga.
En fin, estamos ante uno de esos libros que hay que leerse. Si nunca te has leído un libro de divulgación, anímate con este, son solo 222 páginas y es muy sencillo de leer. Si lo haces, descubrirás, como lo he hecho yo, que sorpresa tras sorpresa acabarás aprendiendo, y sin necesidad de sentarte hincar los codos y concentrarte, simplemente leyéndolo como un entretenimiento.
Silvestre Santé