El cubano Leinier Domínguez superó a Veselin Topalov en el juego más largo del día terminando el torneo con 11.08 puntos. Foto: FIDE
por Roberto Lamelo Piñón (Cienfuegos Hoy)
Iba a esperar que terminara el Torneo, así podría escribir con más criterio – conocimiento de la causa o de la cosa - para que la alegría no me cegara, para que mis palabras no fueran de mal agüero, para que nadie me tildara de iluso, para que nadie me dijera que estaba loco, que el hombre se desinflaba, que Caruana, Grischuk y Topalov están entre los mejores 7 del mundo, y que sacar par de tablas de ahí era más que meritorio. Ni Capablanca, allá en el cielo, hubiera sido capaz de creer en su “hijo” Nosotros, en la tierra tampoco.
Pero Leinier hizo caso omiso a todo eso. A lo que yo pensé o creí, o a lo que opinaban otros, y nos regaló el título más importante del ajedrez cubano desde el año 1920 y algo. Desde Capablanca, ningún cubano, a excepción de él mismo, se había coronado en un torneo de esos que solemos llamar cojonudos.
Alguien habló que Capablanca le estaba susurrando desde el firmamento las jugadas. Alguien habla de Capaminguez o Domicapa, incluso alguien hablaba hoy de doping (en broma claro) y esto me hizo pensar si sería cierto o no (en broma también claro), pero quien conoce de la dedicación y esfuerzo de Leinier sabe que no hay nada de eso y sí mucho sacrificio. Ya en la 4ta ronda alguien avisoraba que la derrota de Ivanchuk, le había encendido los superpowers a Leinier. Y… ¿cuales serían esos super powers? No sé, lo confieso, pero como está de moda en Cuba la moringa, quizás esta planta haya tenido algo que ver. O tal vez Leinier, que jugó para un Elo performance de 2931! – sí,dosmilnovecientostreintayuno - haya entrenado en la Universidad de Matanzas y haya sido de los pioneros en probar la maltinga. Lo que si sé y esto se los aseguró con total conocimiento de causa, es que ahora, cuando llegue a Cuba, será recibido por las máximas autoridades deportivas cubanas en el Aeropuerto, esas mismas que se desentienden año tras año de su preparación, de conseguirle un entrenador o mejorar sus condiciones de vida. Las mismas que incluso hacen oídos sordos a su voluntad titánica de darle nombre al Torneo José Raúl Capablanca in Memoriam. No es un secreto para nadie que este torneo se desarrolla principalmente por el apoyo monetario y las gestiones personales de Leinier. Al aeropuerto irán a decir AQUI ESTOY YO, o dáme la mano y danzaremos. O peor, dáme acá lo que me toca, o que nadie toque nada, yo solo puedo tocar. Serán esas mismas autoridades que año tras año no le dan dieta a Leinier de moringa y que tampoco por el ajedrez cubano hacen ni… la otra palabrita cuyas 5 letras rimarían perfecta y fonéticamente con el nombrecito de la super planta.Archivado en: Cuba, De otros sitios, Deporte